Tuesday, January 28, 2014

Carta a Dios:

Yo sé que hace mucho no hablamos y probablemente estés buscando en alguna base de datos mi apellido que no aparece por ninguna de la dos emes. Yo sé, no está, no estoy y no he estado desde hace muchos años. La última vez que nos vimos creo que era una niña y te entregué en tus manos las manos de mi abuela que estaban frías.

Pero hoy, me hablaron de tí. Y como nunca fui buena hablando, preferí escribirte. Si tú estás en todas partes, seguramente pasaste por mi corazón y la conociste. Está sentada en la cama, usa medias blancas y vestido rosado y te mira y te escribe.

Dios, te regalo mis lágrimas, para que con ellas, como en los cuentos, hagas llover donde no cae agua. Te las doy todas. No las quiero más.

Te regalo mi tristeza, profunda, oscura, dulce. Haz con ella sueños de colores, pinta con ella el fondo del universo y pónla en el cielo en forma de nubes. Para que cuando él levante la mirada se acuerde de mí.

Te regalo mis besos. Ya no los quiero. Se los dejo a alguien más que quiera amar.

Te regalo mi cuerpo. Ya no puede abrazar. Haz con él muñecas de trapo para las niñas que sueñan con la felicidad.

Te regalo mi dolor en forma de cuaderno. Arranca de él las hojas blancas para que alguien más las pueda usar.

Te regalo mi vida. Porque ya no es mía.

Y sólo te pido algo. Ayúdame a perdonar.

S.