Sunday, May 29, 2011

Me duele la tristeza. Sólo un poquito. Porque esa sensación de silencio y espera no es otra cosa que tristeza. Él no me habla y a mi me da tristeza. Y me da tristeza también yo-esperándolo. Ya me van a salir ojeras de no cerrar los ojos, porque no sea que me hable, que aparezca y yo no esté atenta y por culpa mía entonces no nos volvamos a hablar. Eso me da tristeza también. No me quiere. Y yo no entiendo. En cualquier momento me lo explicará. Esperaré.

Thursday, May 26, 2011

Esto que me duele en el corazòn y que me está provocando tanto dolor en el cuerpo es mi misma. Soy incapaz de separarlo de mí, de aniquilarlo, porque es morirme y todavìa no tengo valor para esas cosas. Esto que me enferma es mi tristeza, la que llevo conmigo 25 años y que hasta hace poco me presentaron. La muy atrevida se apoderó de mí. Es más fuerte que yo. Así la siento. Si se va, se lleva con ella mis sueños inocentes de niñez y mi esperanza de amor adolescente. Se lleva el futuro brillante, el empleo soñado, la familia, la casa y el perro. Se los lleva a todos. Me quedo yo sola con ella.
Hubiera preferido haber adelantado mi muerte a esa escena. Dolorosa. Triste. Patética. Mi padre me pidió que no lo preocupara más. Que dejara la pendejada y sacara del sombrero, al conejo junto a las ganas de vivir. Sonreí. Lo abracé. Lo amé. Ojalá no me hubiera dicho nada. Porque la culpa que siento ahora es peor. Quisiera poder sentir esas ganas en el corazón. Quisiera retroceder a mis doce años cuando aún no me había visto en el espejo y era felíz. Quisiera poder decirle que sí y que como se lo prometí, a partir de mañana seré una mujer felíz. Quisiera...o no, no quisiera.