Thursday, May 26, 2011
Hubiera preferido haber adelantado mi muerte a esa escena. Dolorosa. Triste. Patética. Mi padre me pidió que no lo preocupara más. Que dejara la pendejada y sacara del sombrero, al conejo junto a las ganas de vivir. Sonreí. Lo abracé. Lo amé. Ojalá no me hubiera dicho nada. Porque la culpa que siento ahora es peor. Quisiera poder sentir esas ganas en el corazón. Quisiera retroceder a mis doce años cuando aún no me había visto en el espejo y era felíz. Quisiera poder decirle que sí y que como se lo prometí, a partir de mañana seré una mujer felíz. Quisiera...o no, no quisiera.