Thursday, April 23, 2009

Duele mucho acordarse de las cosas, tanto como cuando uno se cae de la bicicleta por primera vez. Hoy, vi mis rodillas raspadas y por eso me acordé de la tristeza, de las palabras que la dilatan, de la necesidad de escribir. Y me asusta mucho saber que nada ha cambiado, que la nostalgia sigue siendo la misma y que ahí está, intacta, bella, perfecta como para una foto. Me asusta verla ahí, inmovil, vírgen.