Sunday, September 29, 2013
Sunday, June 09, 2013
Caen las lágrimas a pedacitos. Caen antes de que comience el dolor. ¿Me aprietas fuerte la mano para que no sufra tanto? ¿Si cierro los ojos duele menos? ¿Lo prometes? ¿Por favor?
¿O es la tristeza la que sí me puedes prometer? La que vino hoy en vez de tí. Está bien. Ya la conocí. Me enamoré de ella, para siempre, con el cuerpo, con el corazón. No creo que te pueda reconocer, si te vuelvo a ver, porque antes de irse, la tristeza se llevó un pedacito del amor. Pero, si nos volvemos a ver, algún día, acuérdame de entregarte las lágrimas que guardé para tí cuando dolía saber que no estabas ahí. Esa tarde bonita cuando me rompiste el corazón.
Thursday, April 25, 2013
Hoy me desperté y me acerqué al espejo y aún soy la última imagen que tienes de mí contigo. Me veía bonita y me había pintado los labios de colores. Mi mamá me enseñó cuando era más pequeña a pintar también mis ojos, pero nunca pude. No aprendí, tampoco aprendí a decir adiós ni a ser tan fuerte como los héroes del cine. A mí siempre me asustó todo. La sala, ¿Te acuerdas de eso? ¿ Del vacío en el estómago cuando escuchábamos los murmullos de la gente? Me acuerdo de esa muñequita de pelo largo y labios de colores que corría de un lado a otro con su corazón pegado con colbón. Le puedes decir, si la vez, que quiero volver a jugar con ella, que quisiera verla para regalarle mis chocolates de todos los sabores? Dile que le prometo que cuando nos veamos, vamos a jugar otra vez a la felicidad, prométele que cuando ella cierre sus ojitos para siempre, yo le voy a contar un cuento sobre los héroes y los tesoros, como los de antes, y no va a doler más el corazón.
Dile que le pido perdón y que la espero en mis sueños. ¿Me esperas entonces, mientras duermo?
Dile que le pido perdón y que la espero en mis sueños. ¿Me esperas entonces, mientras duermo?
Tuesday, January 15, 2013
Thursday, January 10, 2013
Creo que hoy estoy lista. Que si cierro los ojos mientras tú me dices que no me quieres, puedo abrazarte sin que me veas llorar. Que me voy a acordar de la pobre Sibila cuando me contaba sus historias tristes, de ella y yo pegando con papelitos de colores nuestros sueños pintados de rojo y azul. Ella hablando, yo, en silencio. Siempre en silencio. Hasta que sonaba la campana y nos acordábamos que era tarde, que siempre fue tarde. Y luego cuando dolía más el corazón, salíamos corriendo para que el viento secara cualquier prueba, nos veíamos a los ojos, sonreíamos y cantábamos una canción. Estábamos listas para decir adiós.
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