Hoy no le cedí el asiento del bus a la anciana de sueter rojo y ceño fruncido, quien durante todo el recorrido, no dejó de mirarme con ojos de condena a cadena perpetua por "falta de compasión para con la vejez", estado al que inevitablemente (eso habría que revisarlo...) también llegaré algún día.
P.d Lunes, 21 de Enero del 2050, No olvidar comprarme un par de zapatos autoadherentes al suelo (de los que estén en promoción para la época) y un bastón en polietileno cromatizado de buen agarre, especiales para ancianas que monten en bus.