Me equivoqué. Y me arrepiento totalmente. Si puediera regresar el tiempo no lo volvería a hacer, no volvería a desnudarme así, y ese lunar escondido en la parte baja de mi espalda aún estaría seguro, en el anonimato. Me arrepiento tanto de haberme quitado la ropa en cada punto y coma, pero más aún de haberme metido en sus sábanas incluso antes del punto final. Me arrepiento. Y me rompo la cabeza tratando de recordarlo todo. Porque quiero recordarlo. Quiero recordar mi error con sabor a maracuyá con leche. Ahora que lo pienso si pudiera regresar el tiempo sí lo haría de nuevo para llorar por cada centímetro de mi cuerpo descubierto ante sus ojos. Entonces, lloraría hasta vaciarme. Hasta que ese mismo cuerpo ahogado y de manos arrugadas por el agua rozara el frío de la muerte. Me arrepiento de los dos padre nuestros que recé después de eso. Porque Jesús me dejó caer en la tentación y de ahora en adelante no me librará del mal. Me arrepiento del olor a gardenias con el que perfumé mi cuerpo minutos antes, y de las mentiras e ilusiones con que adobé mi alma y que le dieron ese horrible sabor a mango. Y por último me arrepiento de haber tocado el cielo mientras ella empujaba mi cuerpo desde la tierra y me gritaba que me quería, me arrepiento de haber mirado hacia arriba y haber soñado con un último beso de despedida.
P.d Adelaída, por favor, déjame llorar un poco más. Quiero que me abraces mientras me cantas esa canción triste, la de tu vida.