Anoche perdí a las palabras en un juego tonto. Se ocultaron para siempre mientras yo tramposamente contaba hasta ciento uno, con los ojos cerrados. Cuando terminé de contar, no las volví a ver, las busqué debajo de la mesa de noche, en la agenda telefónica, en el diario. Pero. no las encontraba. ¡Se habían escondido tan bien, las condenadas! No dormí en toda la noche, no dejaba de pensar en si fuera palabra, dónde podría esconderme...
Luego, vino el silencio. Me quedé muda, sin corazón, sin ganas de vivir...A tan pocos segundos de la muerte, una última petición, ¿Me ayudas a encontrarlas? o ¿será tal vez que aún no he abierto del todo los ojos?
Monday, December 10, 2007
Saturday, December 08, 2007
Besos Postfechados
Hoy no quiero decir nada...Demasiada tristeza y angustía. Prefiero recordar aquello que escribí una vez:
Jamás he podido escribir sobre el amor. Menos, sobre el amor que lo vence todo, porque no lo conozco. O tal vez si lo conocí, pero se me perdió entre la casa de muñecas y las carreras de carros. Lo perdí cuando a los siete años contaba con los ojos cerrados hasta diez, mientras él tramposamente se escondía lejos...Hoy, sigue escondido, perdido...Ojalá nunca me digas algo así. Que el amor lo vence todo.Ojalá cuando me mires a los ojos, me digas que nunca me quisiste, que ya me estás olvidando y que la distancia entre nuestros labios siempre fue imposible. Que me invites a un café y hablemos toda la tarde de lo poco que nos quisimos. Que cuando te vayas, te vayas para siempre y me adviertas que no quieres que te escriba cosas tristes, ni te embauque con palabras de esperanza. Ya sabes que nunca fui de las que escriben cartas en la distancia ni mandan besos postfechados...¿Te acuerdas de papá y mamá? ¿De sus cartas tristes?El agua hierve. En la ventana, empiezan a golpear las primeras gotas frías de la tarde. Me siento en el sofá verde y escucho cuatro canciones tristes. Están ahi todavía. Con mi perfume y el sabor de mis labios. Como siempre, cuando llegue al último párrafo y le ponga punto final. Atentamente. Un doblez, dos y tres. El sobre cerrado.
Besos Postfechados...
Jamás he podido escribir sobre el amor. Menos, sobre el amor que lo vence todo, porque no lo conozco. O tal vez si lo conocí, pero se me perdió entre la casa de muñecas y las carreras de carros. Lo perdí cuando a los siete años contaba con los ojos cerrados hasta diez, mientras él tramposamente se escondía lejos...Hoy, sigue escondido, perdido...Ojalá nunca me digas algo así. Que el amor lo vence todo.Ojalá cuando me mires a los ojos, me digas que nunca me quisiste, que ya me estás olvidando y que la distancia entre nuestros labios siempre fue imposible. Que me invites a un café y hablemos toda la tarde de lo poco que nos quisimos. Que cuando te vayas, te vayas para siempre y me adviertas que no quieres que te escriba cosas tristes, ni te embauque con palabras de esperanza. Ya sabes que nunca fui de las que escriben cartas en la distancia ni mandan besos postfechados...¿Te acuerdas de papá y mamá? ¿De sus cartas tristes?El agua hierve. En la ventana, empiezan a golpear las primeras gotas frías de la tarde. Me siento en el sofá verde y escucho cuatro canciones tristes. Están ahi todavía. Con mi perfume y el sabor de mis labios. Como siempre, cuando llegue al último párrafo y le ponga punto final. Atentamente. Un doblez, dos y tres. El sobre cerrado.
Tuesday, December 04, 2007
Hello, Stranger...
Ayer mataron a un hombre. Venía pensando en el jugo de arándano y las cuchillas de la licuadora, dando vueltas, una y otra vez. Venía pensando en los besos con sabor a limón de la mujer de media velada que cantaba en voz alta una canción triste. (No sé cómo se llamaba, pero sonaba a tristeza) Venía pensando...
¿Quién te mató? ¿Por qué estabas allí y te mezclaste en mi licuadora con los trozos de arándano y las dos (bueno, tres) cucharadas de azúcar? ¿Dónde estás ahora? ¿Sabrás ya el resto de secretos que guarda la mujer de media velada, ella que apenas te vio, pidió parar el bus, para "chismosear"? ¿Me los contarás?
¿Nos veremos pronto, desconocido?
¿Quién te mató? ¿Por qué estabas allí y te mezclaste en mi licuadora con los trozos de arándano y las dos (bueno, tres) cucharadas de azúcar? ¿Dónde estás ahora? ¿Sabrás ya el resto de secretos que guarda la mujer de media velada, ella que apenas te vio, pidió parar el bus, para "chismosear"? ¿Me los contarás?
¿Nos veremos pronto, desconocido?
Récuerdame no volver a hacerlo
¿De mi vida en éstos días? Nada...Días de alegría, decepción, tristeza, mucha tristeza. Si Mamá y papá no se quisieran, a veces pienso, papá no la buscaría en todos los rincones de la casa, para decirle que por su culpa va tarde otra vez y ella, no esperaría pacientemente el portazo de siempre para correr hasta la ventana y sin ser vista, despedirse de él, trás la cortina.
Récuerdame no volver a hablar sobre mis padres. Es aburrido.
Récuerdame no volver a hablar sobre mis padres. Es aburrido.
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