Besos Postfechados...
Jamás he podido escribir sobre el amor. Menos, sobre el amor que lo vence todo, porque no lo conozco. O tal vez si lo conocí, pero se me perdió entre la casa de muñecas y las carreras de carros. Lo perdí cuando a los siete años contaba con los ojos cerrados hasta diez, mientras él tramposamente se escondía lejos...Hoy, sigue escondido, perdido...Ojalá nunca me digas algo así. Que el amor lo vence todo.Ojalá cuando me mires a los ojos, me digas que nunca me quisiste, que ya me estás olvidando y que la distancia entre nuestros labios siempre fue imposible. Que me invites a un café y hablemos toda la tarde de lo poco que nos quisimos. Que cuando te vayas, te vayas para siempre y me adviertas que no quieres que te escriba cosas tristes, ni te embauque con palabras de esperanza. Ya sabes que nunca fui de las que escriben cartas en la distancia ni mandan besos postfechados...¿Te acuerdas de papá y mamá? ¿De sus cartas tristes?El agua hierve. En la ventana, empiezan a golpear las primeras gotas frías de la tarde. Me siento en el sofá verde y escucho cuatro canciones tristes. Están ahi todavía. Con mi perfume y el sabor de mis labios. Como siempre, cuando llegue al último párrafo y le ponga punto final. Atentamente. Un doblez, dos y tres. El sobre cerrado.