Wednesday, April 25, 2007

Sueños La Chapelle

Otra vez silencio. La ventana que baila al ritmo de las gotas de agua y la nevera que suspira exactamente cada 15 minutos. ¿Estás ahí? Miles de voces calladas a mi izquierda y el sonido parecido al de la playa, a la derecha. Esperar. Otra vez, esperar. Mi cuerpo habla. Si cierro los ojos y me concentro, puedo escuchar los tacones puntilla de la vecina bailar torpemente entre el reguero de ropa en el suelo y las chanclas debajo de su cama. Y si aún cierro más los ojos (siempre hago trampa) me escucho a mí, en silencio. Escucho el estómago buchón y quejetas que no repara en recordarme cada galletita y dulce de chocolate. Escucho mi sangre que entra y sale del corazón al ritmo de Compay Segundo; el performance del mugre de mis uñas color La Chapelle.

Hoy no te quiero contar quién fui. Ya no me acuerdo. Me quiero quedar callada y oírte. Pero no dices nada. Y cierro los ojos (sin hacer trampa) y aún así no me hablas. No me miras. El Señor que se subió hoy al bus y cantó esa canción tan triste, probablemente, me entienda...Tengo tanto frío... Otra vez, silencio. Tal vez hoy sueñe contigo en una habitación rosada, sin ojos y sin dientes, sonriéndome, sonriéndoles. Con las pestañas largas y el cuerpo bañado en sudor de caos, de muerte. Ya te estoy viendo. Y me invitarás a bailar. Yo estaré con las piernas rotas y los labios rojos. Y casi, nos daremos un beso. Casi, me preguntarás mi nombre. Casi, sabrás quien soy...Anda, ve y échale candado a la puerta que yo te espero.