Anoche perdí a las palabras en un juego tonto. Se ocultaron para siempre mientras yo tramposamente contaba hasta ciento uno, con los ojos cerrados. Cuando terminé de contar, no las volví a ver, las busqué debajo de la mesa de noche, en la agenda telefónica, en el diario. Pero. no las encontraba. ¡Se habían escondido tan bien, las condenadas! No dormí en toda la noche, no dejaba de pensar en si fuera palabra, dónde podría esconderme...
Luego, vino el silencio. Me quedé muda, sin corazón, sin ganas de vivir...A tan pocos segundos de la muerte, una última petición, ¿Me ayudas a encontrarlas? o ¿será tal vez que aún no he abierto del todo los ojos?
Monday, December 10, 2007
Saturday, December 08, 2007
Besos Postfechados
Hoy no quiero decir nada...Demasiada tristeza y angustía. Prefiero recordar aquello que escribí una vez:
Jamás he podido escribir sobre el amor. Menos, sobre el amor que lo vence todo, porque no lo conozco. O tal vez si lo conocí, pero se me perdió entre la casa de muñecas y las carreras de carros. Lo perdí cuando a los siete años contaba con los ojos cerrados hasta diez, mientras él tramposamente se escondía lejos...Hoy, sigue escondido, perdido...Ojalá nunca me digas algo así. Que el amor lo vence todo.Ojalá cuando me mires a los ojos, me digas que nunca me quisiste, que ya me estás olvidando y que la distancia entre nuestros labios siempre fue imposible. Que me invites a un café y hablemos toda la tarde de lo poco que nos quisimos. Que cuando te vayas, te vayas para siempre y me adviertas que no quieres que te escriba cosas tristes, ni te embauque con palabras de esperanza. Ya sabes que nunca fui de las que escriben cartas en la distancia ni mandan besos postfechados...¿Te acuerdas de papá y mamá? ¿De sus cartas tristes?El agua hierve. En la ventana, empiezan a golpear las primeras gotas frías de la tarde. Me siento en el sofá verde y escucho cuatro canciones tristes. Están ahi todavía. Con mi perfume y el sabor de mis labios. Como siempre, cuando llegue al último párrafo y le ponga punto final. Atentamente. Un doblez, dos y tres. El sobre cerrado.
Besos Postfechados...
Jamás he podido escribir sobre el amor. Menos, sobre el amor que lo vence todo, porque no lo conozco. O tal vez si lo conocí, pero se me perdió entre la casa de muñecas y las carreras de carros. Lo perdí cuando a los siete años contaba con los ojos cerrados hasta diez, mientras él tramposamente se escondía lejos...Hoy, sigue escondido, perdido...Ojalá nunca me digas algo así. Que el amor lo vence todo.Ojalá cuando me mires a los ojos, me digas que nunca me quisiste, que ya me estás olvidando y que la distancia entre nuestros labios siempre fue imposible. Que me invites a un café y hablemos toda la tarde de lo poco que nos quisimos. Que cuando te vayas, te vayas para siempre y me adviertas que no quieres que te escriba cosas tristes, ni te embauque con palabras de esperanza. Ya sabes que nunca fui de las que escriben cartas en la distancia ni mandan besos postfechados...¿Te acuerdas de papá y mamá? ¿De sus cartas tristes?El agua hierve. En la ventana, empiezan a golpear las primeras gotas frías de la tarde. Me siento en el sofá verde y escucho cuatro canciones tristes. Están ahi todavía. Con mi perfume y el sabor de mis labios. Como siempre, cuando llegue al último párrafo y le ponga punto final. Atentamente. Un doblez, dos y tres. El sobre cerrado.
Tuesday, December 04, 2007
Hello, Stranger...
Ayer mataron a un hombre. Venía pensando en el jugo de arándano y las cuchillas de la licuadora, dando vueltas, una y otra vez. Venía pensando en los besos con sabor a limón de la mujer de media velada que cantaba en voz alta una canción triste. (No sé cómo se llamaba, pero sonaba a tristeza) Venía pensando...
¿Quién te mató? ¿Por qué estabas allí y te mezclaste en mi licuadora con los trozos de arándano y las dos (bueno, tres) cucharadas de azúcar? ¿Dónde estás ahora? ¿Sabrás ya el resto de secretos que guarda la mujer de media velada, ella que apenas te vio, pidió parar el bus, para "chismosear"? ¿Me los contarás?
¿Nos veremos pronto, desconocido?
¿Quién te mató? ¿Por qué estabas allí y te mezclaste en mi licuadora con los trozos de arándano y las dos (bueno, tres) cucharadas de azúcar? ¿Dónde estás ahora? ¿Sabrás ya el resto de secretos que guarda la mujer de media velada, ella que apenas te vio, pidió parar el bus, para "chismosear"? ¿Me los contarás?
¿Nos veremos pronto, desconocido?
Récuerdame no volver a hacerlo
¿De mi vida en éstos días? Nada...Días de alegría, decepción, tristeza, mucha tristeza. Si Mamá y papá no se quisieran, a veces pienso, papá no la buscaría en todos los rincones de la casa, para decirle que por su culpa va tarde otra vez y ella, no esperaría pacientemente el portazo de siempre para correr hasta la ventana y sin ser vista, despedirse de él, trás la cortina.
Récuerdame no volver a hablar sobre mis padres. Es aburrido.
Récuerdame no volver a hablar sobre mis padres. Es aburrido.
Saturday, November 17, 2007
S.O.S
¿Por qué no me preguntas por el sueño de ayer?. Ok. Yo espero. No me preguntes mi nombre, ni mi color preferido, tampoco nada sobre mis obsesiones. No me preguntes cuántos años tengo, ni con quién vivo, ni el número de la calle en que resido. ¿Por qué no me preguntas aún por la escena en el parque con los marcianos y las flores amarillas que caían del cielo mientras mi abuela decía adiós, en silencio? No me intentes pedirme el teléfono y tampoco me toques. No, mientras atrás mío se escuchen la sinfornía alegre de sus portazos, el arrastre sin verguenza de tus chanclas y el informe de nuevos muertos por culpa del invierno.
P.d: Nuevamente está enfermo. Tengo mucho miedo.
P.d: Nuevamente está enfermo. Tengo mucho miedo.
Sunday, November 11, 2007
"Basta y Sobra.."
Me gustan las canciones tristes. Las voces llenas de melancolía. A mi padre también. Recuerdo cuando le preguntaba siempre por la música que escuchaba, sentado en ese sillón grande y viejo de la sala-comedor (vivi de pequeña en un apartamento que no permitía a la sala ser sala, sino sala-comedor) y que tarareaba sin mucho atino, pero con la certeza de hacer suyo cada verso, cada silencio.
Estaba él, entonces, callado, lejano. Y yo, entre tanto, anotaba en mi libreta de apuntes, el nombre y la canción para dejarla guardada ahí por años. No supe cuántas canciones en total acumularon las hojas amarillas de mi libreta. Te cuento ésto, porque ayer, quise tener aquella libreta en mis manos para repasar cada una de las canciones. Ayer, cuando descubrí la tristeza en los rostros de quienes aprendí a sonreir...sus historias tristes y frases incompletas...
Quería ponerle ritmo a esos ojos llorosos que intentaban ocultarse y al color pálido y embarazoso de sus manos. Quería tararear con mis labios sus errores, únicos, atrosces y bailar extasiada en sus crímenes. No encontré la libreta. Entonces, me acosté en el sillón de papá mientras de fondo, sonaba Tania Libertad. Me quedé dormida.
P.d.
Empiezo a dudar si realmente tuve algún día una libreta.
Estaba él, entonces, callado, lejano. Y yo, entre tanto, anotaba en mi libreta de apuntes, el nombre y la canción para dejarla guardada ahí por años. No supe cuántas canciones en total acumularon las hojas amarillas de mi libreta. Te cuento ésto, porque ayer, quise tener aquella libreta en mis manos para repasar cada una de las canciones. Ayer, cuando descubrí la tristeza en los rostros de quienes aprendí a sonreir...sus historias tristes y frases incompletas...
Quería ponerle ritmo a esos ojos llorosos que intentaban ocultarse y al color pálido y embarazoso de sus manos. Quería tararear con mis labios sus errores, únicos, atrosces y bailar extasiada en sus crímenes. No encontré la libreta. Entonces, me acosté en el sillón de papá mientras de fondo, sonaba Tania Libertad. Me quedé dormida.
P.d.
Empiezo a dudar si realmente tuve algún día una libreta.
Tuesday, November 06, 2007
Feliz Cumpleaños...
Y, bueno, tomaría la copa en mis manos (si, estaría llena con el mismo vino de siempre, por eso no te apures) y mis dedos dibujarían en ese cristal, letreros mojados. Luego, todo el mundo haría silencio, y tu no querrías mirarme a los ojos. Estarías allí, sentada, en silencio. Burlándote de todos esos perdedores que somos quienes combinamos el sabor amargo del vino con el dulce blanco de una torta de cumpleaños.
Yo, unos minutos antes, te lo confieso, estaría pensando en alguna frase bonita, en aquello que no te dijo tu nieto, tu sobrino, tu hijo. Algo sin sentido también, cualquier cosa para impresionar. Y con qué sonrisa disimularías tú cuando terminara yo de hablar. Y me dirías "gracias", cuando al final siempre querrías haberme dicho "no te creo".
"Te extraño tanto", sería una falsedad decirlo hoy. No te extraño, sólo a ratos, cuando me acuerdo de tí, y bueno, no ando recordando todo el tiempo. Hoy te diría que no ha pasado mucho en mi vida. Que estoy a punto de terminar. Me dirías "siquiera" y nos quedaríamos calladas un buen rato. Me preguntarías por los chismes casuales de todos éstos dos años, (no te preocupes, te los contaría todos, porque los he ido anotando: familiares, nacionales, internacionales...), Me volverías a decir que estás cansada y tal vez, derramarías una que otra lágrima...
"Brindo por tí, porque desde que te fuiste no tengo con quién hablar. Felíz cumpleaños"
p.d No pude escribir un diario, no me pasan tantas cosas como para escribirlas. Y si me pasan, no quiero recordarlas. Perdón.
Yo, unos minutos antes, te lo confieso, estaría pensando en alguna frase bonita, en aquello que no te dijo tu nieto, tu sobrino, tu hijo. Algo sin sentido también, cualquier cosa para impresionar. Y con qué sonrisa disimularías tú cuando terminara yo de hablar. Y me dirías "gracias", cuando al final siempre querrías haberme dicho "no te creo".
"Te extraño tanto", sería una falsedad decirlo hoy. No te extraño, sólo a ratos, cuando me acuerdo de tí, y bueno, no ando recordando todo el tiempo. Hoy te diría que no ha pasado mucho en mi vida. Que estoy a punto de terminar. Me dirías "siquiera" y nos quedaríamos calladas un buen rato. Me preguntarías por los chismes casuales de todos éstos dos años, (no te preocupes, te los contaría todos, porque los he ido anotando: familiares, nacionales, internacionales...), Me volverías a decir que estás cansada y tal vez, derramarías una que otra lágrima...
"Brindo por tí, porque desde que te fuiste no tengo con quién hablar. Felíz cumpleaños"
p.d No pude escribir un diario, no me pasan tantas cosas como para escribirlas. Y si me pasan, no quiero recordarlas. Perdón.
Thursday, November 01, 2007
7:31 p.m
Hoy fue un día tan gris. Tan triste. Hoy me defraudó la vida, cuando apenas empezaba a darle una segunda oportunidad. Hoy sentí rabia, dolor, vacío. Mucho vacío. Fui una chica mala. Y no es suficiente esa sensación de maldad para alentarme. Nada es suficiente. Vuelvo a esperar indefinidamente por esa absolución final que nunca llegará.
p.d: Perdóname por tomar presatdas las palabras que hice tuyas.
p.d: Perdóname por tomar presatdas las palabras que hice tuyas.
Wednesday, October 31, 2007
7:00 a.m
Nunca he llevado un diario. No soporto repetirme cada evento del dìa en el papel (bueno, aunque èsto no es precisamente papel). Además siempre me pareciò esa una tarea de las chicas quinceañeras que escribían boludeces mezcladas con un poco de miedo. Y, bueno...tal vez y si soy "boluda" y jamàs superé el patético "cambio de zapatillas"...
Hoy no pasó nada. Y es una novedad en tanto me di cuenta de precisamente eso: que no pasó nada. Despertè con las estadìsticas del último atentado de la semana en la voz que salía del radio que mamá pone todos los dìas, "para despertarme". Ella jamás se sintiò capaz de interrumpirme el sueño (segùn ella). En el fondo creo que nunca se sintió capaz de besarme la frente y decirme buen día. Luego, una hora de meditaciòn en el baño, el tiempo exacto para que los humores de mi cuerpo se mezclaran màgicamente con el vapor del agua caliente. El desayuno que nunca es desayuno y "Chao nada".
Hoy no pasó nada. Y es una novedad en tanto me di cuenta de precisamente eso: que no pasó nada. Despertè con las estadìsticas del último atentado de la semana en la voz que salía del radio que mamá pone todos los dìas, "para despertarme". Ella jamás se sintiò capaz de interrumpirme el sueño (segùn ella). En el fondo creo que nunca se sintió capaz de besarme la frente y decirme buen día. Luego, una hora de meditaciòn en el baño, el tiempo exacto para que los humores de mi cuerpo se mezclaran màgicamente con el vapor del agua caliente. El desayuno que nunca es desayuno y "Chao nada".
Friday, October 12, 2007
Hoy
Cuando tu venías caminando, y pensabas en tu trabajo, en las carcajadas anticipadas y en el almuerzo deshabrido que cocinó tu esposa, yo venía pensando. No en ti. No en ella. Si no en mi. En nada.
Y nos encontramos. Te saludé con un beso. Me miraste y me diste un tímido abrazo. Nos quedamos en silencio y te pregunté por la reunión a la que ibas. Me contaste apenas lo necesario como para salir del paso, mientras yo me ahogaba en mis propios pensamientos tristes y te miraba sin dejar de consentir, jugando el mismo juego que juegan dos personas que se aman tanto como para no indagar en sus más íntimos secretos.
Te volví a besar y te dije que nos veríamos en un rato. Me dijiste lo mismo. Seguiste tu camino y yo el mío. Miré hacia atrás para ver si ya te habías ido y me detuve. Miré mi rostro triste en el reflejo del vidrio trasero de tu carro, en el parqueadero. Pensé en tí, en mí. En que lo había intentado otra vez. Y otra vez, había perdido. Que por más que trato de olvidarme de mí, de la esperanza, vuelvo a esperar, a confiar, a hacerle a San Antonio y a otros santos no tan santos, la misma plegaria, con nuevas condiciones y cláusulas.
Luego, subí las escaleras y antes de timbrar, sequé mis lágrimas y me quedé viendo por el ojo mágico de la puerta. La vi a ella. Timbré. Abrió la puerta. Me abrazó. Entonces, le pregunté por el último capítulo de la novela.
Y nos encontramos. Te saludé con un beso. Me miraste y me diste un tímido abrazo. Nos quedamos en silencio y te pregunté por la reunión a la que ibas. Me contaste apenas lo necesario como para salir del paso, mientras yo me ahogaba en mis propios pensamientos tristes y te miraba sin dejar de consentir, jugando el mismo juego que juegan dos personas que se aman tanto como para no indagar en sus más íntimos secretos.
Te volví a besar y te dije que nos veríamos en un rato. Me dijiste lo mismo. Seguiste tu camino y yo el mío. Miré hacia atrás para ver si ya te habías ido y me detuve. Miré mi rostro triste en el reflejo del vidrio trasero de tu carro, en el parqueadero. Pensé en tí, en mí. En que lo había intentado otra vez. Y otra vez, había perdido. Que por más que trato de olvidarme de mí, de la esperanza, vuelvo a esperar, a confiar, a hacerle a San Antonio y a otros santos no tan santos, la misma plegaria, con nuevas condiciones y cláusulas.
Luego, subí las escaleras y antes de timbrar, sequé mis lágrimas y me quedé viendo por el ojo mágico de la puerta. La vi a ella. Timbré. Abrió la puerta. Me abrazó. Entonces, le pregunté por el último capítulo de la novela.
Monday, October 08, 2007
Algo se fue...
Nunca pensé que llegaría el dia cuando me quedaría sin palabras. Sin nada que contarte. Sin necesidad de recordarte o verte en mis sueños.
Olvidé que te necesitaba y por eso, encendí el televisor y me atasqué de las tristezas de otros, de sus cuerpos mutilados y su sexo. Me dediqué a registrar en papel las obsesiones de mis padres y a intenté resolver las historias de amor (cursis y románticas) de las señoritas.
En medio de ese olvido, de tu ausencia y de mi encierro, te espié todo el tiempo. Esuché tus canciones en la distancia y pegué, clandestinamente, mis oídos a tu puerta. Intenté adivinar tu murmullo, hasta quedarme profundamente dormida en él.
Extrañamente te extraño. A pesar de no haberte necesitado nunca. A pesar de mi encierro y del tiempo que ha pasado. Te extraño y te espero, como se espera una droga y esa sensación química, mágica de felicidad.
Por eso, quisiera volver a estar así. Encerrada. En silencio y sin decir tanta basura. Sin tantas palabras falsamente acomodadas. Sin volverte a extrañar y sin acostumbrarse de nuevo a la espera. Algo se fue. Y no me gusta lo que queda.
Olvidé que te necesitaba y por eso, encendí el televisor y me atasqué de las tristezas de otros, de sus cuerpos mutilados y su sexo. Me dediqué a registrar en papel las obsesiones de mis padres y a intenté resolver las historias de amor (cursis y románticas) de las señoritas.
En medio de ese olvido, de tu ausencia y de mi encierro, te espié todo el tiempo. Esuché tus canciones en la distancia y pegué, clandestinamente, mis oídos a tu puerta. Intenté adivinar tu murmullo, hasta quedarme profundamente dormida en él.
Extrañamente te extraño. A pesar de no haberte necesitado nunca. A pesar de mi encierro y del tiempo que ha pasado. Te extraño y te espero, como se espera una droga y esa sensación química, mágica de felicidad.
Por eso, quisiera volver a estar así. Encerrada. En silencio y sin decir tanta basura. Sin tantas palabras falsamente acomodadas. Sin volverte a extrañar y sin acostumbrarse de nuevo a la espera. Algo se fue. Y no me gusta lo que queda.
Thursday, September 27, 2007
Wednesday, September 26, 2007
Thursday, September 06, 2007
Adiós, mamá.
La garganta está al tope. ¿Y si provoco que salgan mis tristezas? ¿Si le canto al oído, despacio, para que ella me abandone? ¿Lo haría? Estoy enferma y no quiero saber más de tus enfermedades. De tus citas médicas. Desde hoy decido no estar más para ti. No me llames ni me sonrías. No me nombres. No me toques. Hoy me voy de tu lado, con lágrimas, mientras me despido.
Cuando te acuerdes de mí, no pienses en las tardes de juego, en los pasteles de caramelo con sabor a viernes. No pienses en la que sale en las fotos, en su sonrisa ingenua, en cada uno de los viajes. Piensa en quien te está escribiendo hoy, te la quiero presentar, mucho gusto, tristeza.
Hoy me voy para siempre. No quiero regresar, no me pidas que regrese.
Adiós mamá.
Cuando te acuerdes de mí, no pienses en las tardes de juego, en los pasteles de caramelo con sabor a viernes. No pienses en la que sale en las fotos, en su sonrisa ingenua, en cada uno de los viajes. Piensa en quien te está escribiendo hoy, te la quiero presentar, mucho gusto, tristeza.
Hoy me voy para siempre. No quiero regresar, no me pidas que regrese.
Adiós mamá.
Monday, September 03, 2007
Uno
Olvidé quitarme los tacones rojos ese día que te diste cuenta quien era y me llamaste por mi nombre. It's a small crime And I've got no excuse.
Saturday, September 01, 2007
Thursday, August 23, 2007
Tres deseos
Cuando pequeña, papá me contaba una historia que hoy, veinte años después no olvido. Una vez existió un genio de la lámpara. Ese genio se aparecía en la madrugada, cuando los niños no se dormían temprano. Fin. Esa era la historia. Mi padre jamás me contó porqué el genio se aparecía a esa hora o por qué los niños no dormían, tampoco si era que el genio vivía en la lámpara y si era así, cómo diablos hacía éste para meterse allí.
Hoy ya no me interesa saberlo. Pero la historia (la pequeña historia) se me quedó grabada para siempre. Por eso, cuando quiero pedir un deseo, (con el tiempo, descubrí que todos los genios de la lámpara cumplen deseos) no duermo.
Hoy quise pedir tres deseos (también descubrí que son tres los deseos permitidos). Le pedí al genio de la lámpara que jamás te des cuenta de mi tristeza. Que jamás descubras que cuando te abrazo, cierro los ojos para que no me veas llorar.
Le pedí al genio que jamás te susurren al oido que no te agradecí por darme la vida, por esas noches sin dormir cuando le pedías al cielo por dejarme nacer. No te las agradecí, porque desde pequeña me dolieron cada una de ellas. En mis piernas, en mi vientre, en mis sueños.
Le pedí al genio que no me volvieras a preguntar por las marcas en mi cuerpo, por las noches de encierro, por mis lágrimas en la madrugada.
Por último, (también descubrí el maravilloso arte de regatear) le pedí al genio que me diera valor para despedirme de ti. Que me diera valor para despedirme de mi.
P.d
Feliz Cumpleaños.
Hoy ya no me interesa saberlo. Pero la historia (la pequeña historia) se me quedó grabada para siempre. Por eso, cuando quiero pedir un deseo, (con el tiempo, descubrí que todos los genios de la lámpara cumplen deseos) no duermo.
Hoy quise pedir tres deseos (también descubrí que son tres los deseos permitidos). Le pedí al genio de la lámpara que jamás te des cuenta de mi tristeza. Que jamás descubras que cuando te abrazo, cierro los ojos para que no me veas llorar.
Le pedí al genio que jamás te susurren al oido que no te agradecí por darme la vida, por esas noches sin dormir cuando le pedías al cielo por dejarme nacer. No te las agradecí, porque desde pequeña me dolieron cada una de ellas. En mis piernas, en mi vientre, en mis sueños.
Le pedí al genio que no me volvieras a preguntar por las marcas en mi cuerpo, por las noches de encierro, por mis lágrimas en la madrugada.
Por último, (también descubrí el maravilloso arte de regatear) le pedí al genio que me diera valor para despedirme de ti. Que me diera valor para despedirme de mi.
P.d
Feliz Cumpleaños.
Tuesday, August 21, 2007
A decir verdad, ayer fui una chica mala
Tantos días tristes y la esperanza de mi madre por volverme a ver "bien". Ayer fui una chica mala y lo olvidé todo. No di el beso de despedida, ni tendí la cama. No tuve malos pensamientos ni corté mis manos con los pedacitos del espejo roto. Ese mismo que puesto al sol iluminaba de colores esa pared tan vieja ya...tan de porquería.
Ayer fui una chica tan mala que dormí boca abajo, abrazando la almohada, esperando ahogarme, esperando decir adiós con ese último soplo de dolor. No saludé al portero y tampoco pagué el bus. No le dije a nadie que me quiero ir, que ya no estoy. No le pregunté a la suerte por si sería hoy mi último día, ni por si te conocería, otra vez.
Ayer fui una chica mala y tal vez sí me arrepiento. No lloré por mi padre ni por mi madre. No me compadecí de sus tristezas. No me compadecí de mí.
Acuérdate de fimar cada carta. De cerrar las ventanas y de decirme adiós cada vez que te vayas.
Ayer fui una chica tan mala que dormí boca abajo, abrazando la almohada, esperando ahogarme, esperando decir adiós con ese último soplo de dolor. No saludé al portero y tampoco pagué el bus. No le dije a nadie que me quiero ir, que ya no estoy. No le pregunté a la suerte por si sería hoy mi último día, ni por si te conocería, otra vez.
Ayer fui una chica mala y tal vez sí me arrepiento. No lloré por mi padre ni por mi madre. No me compadecí de sus tristezas. No me compadecí de mí.
Acuérdate de fimar cada carta. De cerrar las ventanas y de decirme adiós cada vez que te vayas.
Friday, August 10, 2007
Ayer en la noche
Ayer, cuando quiso contarme todo, gire mi cuerpo hacia el lado contrario de la cama como previniendo aquel momento tan incómodo. Pero, era inevitable. Sus primeros sollozos empezaron a dispersarse por toda la habitación, por mis oídos, por mi cuerpo. Quería encender la lámpara, aumentar gradualmente el ritmo de mi respiración para que escuchara un silbido de sueño profundo, como el de las caricaturas que pasan por televisión.
Quise pararme de la cama y prender la radio. Cantar esa canción con mi voz desafinada, melancólica de siempre. Quise servirle un trago, acomodarle dos almohadas en el cuarto de enfrente para que descargara su pena en el alcohol, en el misterio del vaso medio lleno y la puerta cerrada.
Pero, él seguía llorando. Entonces, presa en las sábanas y en el temor, me abanadoné en sus lagrimas y sollozos que arrullaron mi sueño exraviado. Experimenté el placer perverso de las villanas de telenovela, el mismo que les dibuja una sonrisa perfecta mientras el nivel de tristeza de su víctima aumenta. No quería que dejara de llorar. Por fin, el imnosio que me aquejaba hacía varias semanas terminaba.
Entonces, tomé su mano en agradecimiento, sin soltarla, pero sin acariciarla. Lo que siguió después fue el más dulce de mis sueños. Uno en el que él no lloraba y se despedía de mí para siempre con un beso en mi frente y nuestras manos entrelazadas.
Quise pararme de la cama y prender la radio. Cantar esa canción con mi voz desafinada, melancólica de siempre. Quise servirle un trago, acomodarle dos almohadas en el cuarto de enfrente para que descargara su pena en el alcohol, en el misterio del vaso medio lleno y la puerta cerrada.
Pero, él seguía llorando. Entonces, presa en las sábanas y en el temor, me abanadoné en sus lagrimas y sollozos que arrullaron mi sueño exraviado. Experimenté el placer perverso de las villanas de telenovela, el mismo que les dibuja una sonrisa perfecta mientras el nivel de tristeza de su víctima aumenta. No quería que dejara de llorar. Por fin, el imnosio que me aquejaba hacía varias semanas terminaba.
Entonces, tomé su mano en agradecimiento, sin soltarla, pero sin acariciarla. Lo que siguió después fue el más dulce de mis sueños. Uno en el que él no lloraba y se despedía de mí para siempre con un beso en mi frente y nuestras manos entrelazadas.
Saturday, July 28, 2007
¿Te conté de mí, de mi sueño?
No te voy a decir, "hola, espero que estés bien", como normalmente, se empiezan las cartas, porque mi saludo viene siendo casi siempre una despedida, y porque bueno, no espero que estés bien.
Ayer me puse a pensar en el racimo de uvas y el vaso de leche que papá guardó a escondidas de mamá. ¿Te acuerdas de mamá, de papá... de mí?
Hace unos días, mi padre celebró su tristeza y disfrazó sus lágrimas con movimientos de pies y caderas, al son de la salsa, el son cubano, como lo hizo las miles de veces que perdió su equipo del alma, o discutió con alguien.
Cuando mamá no accedió a bailar con él, porque estaba ocupada con las llamadas de teléfono, las citas médicas, los 50 mg más de proteínas y calorías que aportan la yuca y la papa sabanera, apagó el sonido y se quedó mirando fijamente la avenida desde la ventana. Yo apenas lo miraba. Entonces, subí el volumen del equipo de sonido y me moví al ritmo de El periódico de ayer con la tristeza de quien canta una canción como esa.
Papá se sentó y mientras yo me movía, no paró de hablar de Hector Lavoe, de su tristeza, de sus canciones. Entretanto, mis hermanas, cerraron las puertas de sus habitaciones y endulzaron sus lágrimas con palabras de amor de quienes las aman, por teléfono, mientras mamá me preguntaba por dónde carajos estaba "ese aparato del demonio, que sus hermanas no sueltan preciso cuando una más lo necesita".
Papá y yo nos quedamos hablando por largo rato. Cada quien disimulaba su miedo con pasos mal dados, con estrofas a destiempo, con silencios en la mejor parte del coro de cada cancion...Cuando se hizo muy tarde, nos fuimos a dormir. Al despedirnos, con un beso suyo en mi frente, observé que papá llevaba en el bolsillo derecho de su piyama, un racimo de uvas mal escondido y el bigote blanco, como la leche. [leche no porque suene bonito decirlo, sino porque efectivamente era de leche, deslactosada]
No le dije nada. Mamá tenía prohibido las comidas a altas horas de la noche, pero ahora estaría tan profunda que era improbable que lo notara [de no haber sido maestro, papá posiblemente habría sido mago o político, porque su capacidad para ocultar las cosas era de admirar]
Cuando me fui a la cama, apagué la luz y soñé que mientras lloraba, mis pies eran cubiertos por un río púrpura con sabor a sal. Que ese río crecía y que entre más lágrimas cayeran, más hermoso se tornaba. Que iba perdiendo gradualmente su sabor salado y que me cubría luego las rodillas, la cintura, los hombros...Que finalmente me ahogaba, sin dolor, sin remordimientos, sin súplicas.
Pero, hoy me despierta, me regresa a la vida y me saca de mi tierna muerte, cada susurro y respiración contenida por mis hermanas quienes lloran en la habitación que da justo derás de la mía. Luego, los sollozos mi padre, de mi madre...
P.d
Perdón porque ésta carta quedó más larga de lo normal. Perdón por tener tantas cosas por contarte.
Ayer me puse a pensar en el racimo de uvas y el vaso de leche que papá guardó a escondidas de mamá. ¿Te acuerdas de mamá, de papá... de mí?
Hace unos días, mi padre celebró su tristeza y disfrazó sus lágrimas con movimientos de pies y caderas, al son de la salsa, el son cubano, como lo hizo las miles de veces que perdió su equipo del alma, o discutió con alguien.
Cuando mamá no accedió a bailar con él, porque estaba ocupada con las llamadas de teléfono, las citas médicas, los 50 mg más de proteínas y calorías que aportan la yuca y la papa sabanera, apagó el sonido y se quedó mirando fijamente la avenida desde la ventana. Yo apenas lo miraba. Entonces, subí el volumen del equipo de sonido y me moví al ritmo de El periódico de ayer con la tristeza de quien canta una canción como esa.
Papá se sentó y mientras yo me movía, no paró de hablar de Hector Lavoe, de su tristeza, de sus canciones. Entretanto, mis hermanas, cerraron las puertas de sus habitaciones y endulzaron sus lágrimas con palabras de amor de quienes las aman, por teléfono, mientras mamá me preguntaba por dónde carajos estaba "ese aparato del demonio, que sus hermanas no sueltan preciso cuando una más lo necesita".
Papá y yo nos quedamos hablando por largo rato. Cada quien disimulaba su miedo con pasos mal dados, con estrofas a destiempo, con silencios en la mejor parte del coro de cada cancion...Cuando se hizo muy tarde, nos fuimos a dormir. Al despedirnos, con un beso suyo en mi frente, observé que papá llevaba en el bolsillo derecho de su piyama, un racimo de uvas mal escondido y el bigote blanco, como la leche. [leche no porque suene bonito decirlo, sino porque efectivamente era de leche, deslactosada]
No le dije nada. Mamá tenía prohibido las comidas a altas horas de la noche, pero ahora estaría tan profunda que era improbable que lo notara [de no haber sido maestro, papá posiblemente habría sido mago o político, porque su capacidad para ocultar las cosas era de admirar]
Cuando me fui a la cama, apagué la luz y soñé que mientras lloraba, mis pies eran cubiertos por un río púrpura con sabor a sal. Que ese río crecía y que entre más lágrimas cayeran, más hermoso se tornaba. Que iba perdiendo gradualmente su sabor salado y que me cubría luego las rodillas, la cintura, los hombros...Que finalmente me ahogaba, sin dolor, sin remordimientos, sin súplicas.
Pero, hoy me despierta, me regresa a la vida y me saca de mi tierna muerte, cada susurro y respiración contenida por mis hermanas quienes lloran en la habitación que da justo derás de la mía. Luego, los sollozos mi padre, de mi madre...
P.d
Perdón porque ésta carta quedó más larga de lo normal. Perdón por tener tantas cosas por contarte.
Sunday, July 22, 2007
Infinita tristeza
Hace rato no sentía nada. Había olvidado el dolor, la espera, las despedidas.
Hoy tengo mucho miedo. Mis ojos recordaron lo que es llorar y se duermen ahogados en lágrimas que sólo desaparecen hasta el otro día, cuando sin ser vistos, se resignan de tristeza.
Ojalá tuviera tres años y llorar fuera parte de una ronda de juegos, o parte de una obra de teatro, esas que tanto me aplaudiste en el colegio. Ojalá llorar se arreglara con un chocolate (siempre preferíe el blanco) y con cinco minutos de rezos antes de empezar las clases.
Tengo tanto miedo. Tanto miedo por volver a sentir. Por descubrir el dolor, no como lo hacen las mujeres bonitas y los hombres de pelo engominado, ese dolor que sienten cuando les es negado un beso y una flor...
Tengo miedo de que cuando te diga adiós me esté despidiendo para siempre...
Ojalá volviera a ser más chica para que ayer cuando estuve contigo en la Iglesia, Dios me hubiera escuchado y hubiera aceptado mi cuerpo a cambio del tuyo, enfermo, gris, triste...Con las manos entrecruzadas y los ojos apretados...haciéndo la misma promesa de no volver a comer un chocolate, me acuesto a dormir hoy...
Hablamos en la noche, infinita tristeza...
Hoy tengo mucho miedo. Mis ojos recordaron lo que es llorar y se duermen ahogados en lágrimas que sólo desaparecen hasta el otro día, cuando sin ser vistos, se resignan de tristeza.
Ojalá tuviera tres años y llorar fuera parte de una ronda de juegos, o parte de una obra de teatro, esas que tanto me aplaudiste en el colegio. Ojalá llorar se arreglara con un chocolate (siempre preferíe el blanco) y con cinco minutos de rezos antes de empezar las clases.
Tengo tanto miedo. Tanto miedo por volver a sentir. Por descubrir el dolor, no como lo hacen las mujeres bonitas y los hombres de pelo engominado, ese dolor que sienten cuando les es negado un beso y una flor...
Tengo miedo de que cuando te diga adiós me esté despidiendo para siempre...
Ojalá volviera a ser más chica para que ayer cuando estuve contigo en la Iglesia, Dios me hubiera escuchado y hubiera aceptado mi cuerpo a cambio del tuyo, enfermo, gris, triste...Con las manos entrecruzadas y los ojos apretados...haciéndo la misma promesa de no volver a comer un chocolate, me acuesto a dormir hoy...
Hablamos en la noche, infinita tristeza...
Friday, July 13, 2007
Ayer, en el aeropuerto
La chica morena de siete años cubre su rostro con la falda a cuadros de su madre. El padre le lanza un beso desde detrás de la línea amarilla, pero ella no lo quiere mirar. No entiende porqué su padre le dejó una pelota de baloncesto en su cama. La madre cubre los ojos de la chica y difraza sus lágrimas con una tímida sonrisa.
El padre avanza dos, tres, cuatro pasos. Se distrae con las monedas en el bolsillo de su pantalón, con los papeles que estén en regla, con la última instrucción que dio antes de despedirse para siempre: un, dos, tres, levantas la mirada y encestas.
La chica suelta la mano de su madre y cruza la línea amarilla. Se escabulle, aplicando las mismas reglas que el padre le enseñó para no dejarse quitar la pelota en la chancha, entre los cuerpos inermes de quienes también hacen fila junto a él.
La madre discute con los oficiales que la obligan a retirar a la chica morena de la zona de abordaje, pero es inútil, ella ya ha encontrado a su padre y se ha prendido, con los ojos cerrados, de su pierna derecha.
El padre la besa. Entonces, la chica morena lo suelta, pone sus manos sobre sus ojos y empieza a contar: 100, 99, 98...se salta al 25, y continúa en 10, 9, 8...
El padre avanza entre el 7, 6 y 5...Está cerca de la puerta de salida y con lágrimas en los ojos, se despide a lo lejos de su esposa.
La chica morena termina de contar, descubre sus ojos: su padre ha desaparecido. Regresa al lado se su madre, consuela sus lágrimas con un abrazo y un beso. Antes de irse a casa, la chica morena mira hacia atrás convencida de que si su padre era el mejor en el baloncesto, ella siempre lo superó en las escondidas...
100, 99, 98...25...
El padre avanza dos, tres, cuatro pasos. Se distrae con las monedas en el bolsillo de su pantalón, con los papeles que estén en regla, con la última instrucción que dio antes de despedirse para siempre: un, dos, tres, levantas la mirada y encestas.
La chica suelta la mano de su madre y cruza la línea amarilla. Se escabulle, aplicando las mismas reglas que el padre le enseñó para no dejarse quitar la pelota en la chancha, entre los cuerpos inermes de quienes también hacen fila junto a él.
La madre discute con los oficiales que la obligan a retirar a la chica morena de la zona de abordaje, pero es inútil, ella ya ha encontrado a su padre y se ha prendido, con los ojos cerrados, de su pierna derecha.
El padre la besa. Entonces, la chica morena lo suelta, pone sus manos sobre sus ojos y empieza a contar: 100, 99, 98...se salta al 25, y continúa en 10, 9, 8...
El padre avanza entre el 7, 6 y 5...Está cerca de la puerta de salida y con lágrimas en los ojos, se despide a lo lejos de su esposa.
La chica morena termina de contar, descubre sus ojos: su padre ha desaparecido. Regresa al lado se su madre, consuela sus lágrimas con un abrazo y un beso. Antes de irse a casa, la chica morena mira hacia atrás convencida de que si su padre era el mejor en el baloncesto, ella siempre lo superó en las escondidas...
100, 99, 98...25...
[P...Gracias!..Ya la encontré!..creo...]
Friday, July 06, 2007
Te regalo un chocolate, la envoltura y unos cuantos secretos...
Ya no te quiero esperar más, esperanza. No tengo señales tuyas hace días, hace tantas noches. Aún así te sueño, te lloro, te pienso, por eso, te voy a contar un secreto: mi color favorito no es el rojo y tampoco me gustan los gatos. Es más, los detesto. Siempre pedí más de dos deseos por uva en las fiestas de fin de año y jamás quise a Andreita esa muñeca fea que hace tanto me regalaste y que sólo peinaba por mísera consideración...
Te voy a contar otro secreto: no soy capaz de mezclar sustancias quimícas para de un sorbo comprar por adelantado mi pasaje a la eternidad, tampoco se hacer nudos y jamás me pararía a una altura mayor a la que hay del piso a mi cama. Le tengo tanto miedo a la muerte como a la vida, a la bendecida expiración como a los suspiros que, pensando en tí, no pude evitar...
Te voy a contar otro secreto: te escribo cartas no porque te quiera, cada vez me doy cuenta que no sería capaz de querer a nadie, sino porque desde pequeña me inyecté masoquismo en mis venas, y éstas palabras son la prolongación inficiosa de mi vida.
Te voy a contar otro secreto: nunca me he pensado como una suicida, porque si algo admiro yo es la determinación y la seriedad de quienes jamás dejarían cartas ni explicaciones...
Te voy a contar otro secreto: es este un posdata cuyos efectos no contarán para mi, cuando le ponga punto final.
(Puedes quedarte con la envoltura del chocolate)
Te voy a contar otro secreto: no soy capaz de mezclar sustancias quimícas para de un sorbo comprar por adelantado mi pasaje a la eternidad, tampoco se hacer nudos y jamás me pararía a una altura mayor a la que hay del piso a mi cama. Le tengo tanto miedo a la muerte como a la vida, a la bendecida expiración como a los suspiros que, pensando en tí, no pude evitar...
Te voy a contar otro secreto: te escribo cartas no porque te quiera, cada vez me doy cuenta que no sería capaz de querer a nadie, sino porque desde pequeña me inyecté masoquismo en mis venas, y éstas palabras son la prolongación inficiosa de mi vida.
Te voy a contar otro secreto: nunca me he pensado como una suicida, porque si algo admiro yo es la determinación y la seriedad de quienes jamás dejarían cartas ni explicaciones...
Te voy a contar otro secreto: es este un posdata cuyos efectos no contarán para mi, cuando le ponga punto final.
(Puedes quedarte con la envoltura del chocolate)
Thursday, June 28, 2007
Despedida III
¿Te acuerdas del vestido rosa? Siempre dije que no era mi preferido, pero a tí te encantaba ese color sobre mi cuerpo. Esperaste tanto por vérmelo puesto..Entonces, trenzo mi cabello, más largo, desde la última vez que me viste, y pinto de rosa mis labios, respiro profundo y ya no siento...
Empieza Interludio y te ofrezco la senda que me queda por andar...El mundo de miles de colores empieza a nublarse de tristeza...y el día, probablemente luminoso afuera, se torna aquí dentro, negro oscuro; azúl índigo, mejor...siempre me gustó más el azul.
La agonía de mi cuerpo se disfraza en conmoción por el primer viaje lejos, A tu profundo corazón...Me despido con los últimos minutos que da el reloj...Sentada, en la silla dónde me viste por última vez, cierro los ojos cansados por los años, no sin antes acomodarme el vestido rosa y apretar mis labios brillantes, rosados...arrugados.
La aguja del tocadiscos advierte un ruido que se apaga lento...Silencio.
Empieza Interludio y te ofrezco la senda que me queda por andar...El mundo de miles de colores empieza a nublarse de tristeza...y el día, probablemente luminoso afuera, se torna aquí dentro, negro oscuro; azúl índigo, mejor...siempre me gustó más el azul.
La agonía de mi cuerpo se disfraza en conmoción por el primer viaje lejos, A tu profundo corazón...Me despido con los últimos minutos que da el reloj...Sentada, en la silla dónde me viste por última vez, cierro los ojos cansados por los años, no sin antes acomodarme el vestido rosa y apretar mis labios brillantes, rosados...arrugados.
La aguja del tocadiscos advierte un ruido que se apaga lento...Silencio.
Despedida II
Hace rato te había olvidado...
Borré de mi memoria, las marcas en tu mano pidiéndome ayuda. Tu miedo.
Me distraje con el sonido de la avenida y las palabras. Me enamoré de la esperanza..y la inyecté en mis brazos todos los días...
Estaba tan lejos, que no volví a escucharte y lo permití...Te confieso que volví a tomar café y fui a cine dos veces.
Pero hoy recordé tu miedo. Mis manos, desde entonces, permanecen dormidas y frías...tan frías... Te pienso, te lloro, me hago daño.
Prometí no volver a dormir, mientras tú, en la lejanía, estás despierto. Prometí no volver a vivir, mientras tú hace cinco años estás muerto.
Perdóname.
Borré de mi memoria, las marcas en tu mano pidiéndome ayuda. Tu miedo.
Me distraje con el sonido de la avenida y las palabras. Me enamoré de la esperanza..y la inyecté en mis brazos todos los días...
Estaba tan lejos, que no volví a escucharte y lo permití...Te confieso que volví a tomar café y fui a cine dos veces.
Pero hoy recordé tu miedo. Mis manos, desde entonces, permanecen dormidas y frías...tan frías... Te pienso, te lloro, me hago daño.
Prometí no volver a dormir, mientras tú, en la lejanía, estás despierto. Prometí no volver a vivir, mientras tú hace cinco años estás muerto.
Perdóname.
Monday, June 25, 2007
Despedida I
Hace dos minutos dejé de hablar. No quiero volver a hacerlo. No quiero decirle nada a nadie. ¿Si dejo de hablar, me olvidarás? Olvídame. Quiero que me olvides. Cuando mi cuerpo se desvanezca lentamente, cansado de esperar, sintoniza una emisora o un canal de televisión. Habla con mis hermanas y pregúntales por sus historias de amor, por sus colores favoritos o sus novelas preferidas.
Yo no volveré a hablarte. Mi boca se entumecerá y olvidará el abecedario. Con el abecedario espero olvidarte a ti, olvidarme de mí. Mis ojos se concentrararán en el amarillo de la pared, que ya no será amarillo y habitarán en él. Mis manos se desprenderán para buscar el abrazo que por años esperaron...Mi memoria se perderá en recuerdos ajenos..
Antes de irme, te escribiré éstas palabras. Me despediré.
Yo no volveré a hablarte. Mi boca se entumecerá y olvidará el abecedario. Con el abecedario espero olvidarte a ti, olvidarme de mí. Mis ojos se concentrararán en el amarillo de la pared, que ya no será amarillo y habitarán en él. Mis manos se desprenderán para buscar el abrazo que por años esperaron...Mi memoria se perderá en recuerdos ajenos..
Antes de irme, te escribiré éstas palabras. Me despediré.
Wednesday, June 20, 2007
En-sueños
Papá no soporta el dolor. Pero le cuesta más resignarse a que sea mamá quien le ayude a ponerse las medias. Desde que se enfermó, se sienta en frente del televisor y, después de pedirme que le explique (en vano, él lo sabe) que le conecte el DVD, se dedica a escuchar música. En hojas de cuaderno escribe lo que oye. Cierra los ojos. Canta en silencio.
Mamá no quiere verlo enfermo y se despierta en la madrugada con la incertidumbre de saber si tendrá que ayudarle con las medias. Cuando está sola, busca fotos que le recuerden sus tiempos felices para mirarlas con nostalgia, con tristeza. Hace rato no se ríe. Se queda callada, pensando, tal vez, en esos días de labial rojo y pantalones botacampana.
Por la noche, papá se va a la cama sin pedirle ayuda a nadie. Mamá después de contemplarse frente al espejo, perdida en las marcas de su rostro, se acuesta a dormir. No se hablan. No se interrumpen el sueño con caricias, ni con suspiros involuntarios. Apenas los pies de mamá fríos buscan los de papá para calentarse. Así es todas las noches.
A la una de la mañana mamá despierta con la incertidumbre de todos los días. Papá, se toma su tiempo debajo de las sábanas, para contemplar los pies grandes y arrugados de mamá. Se levanta y le dice "Hoy, me pongo las medias yo mismo". Discuten. Pelean. Papá le recuerda a mamá sus arrugas y mamá su dificultad para ponerse las medias. Portazos. Lágrimas contenidas en bostezos disimulados, en groserías, en manotazos. Papá sale de la casa sin decir adiós. Mamá hace lo mismo.
En la noche, de regreso, se encuentran en la puerta de la casa. No se hablan. Se acuestan a dormir. Desde que tengo 10 años sueño que los pies de mamá, sonrojados, sortean todo tipo de obstáculos para acercarse y con palabras entrecortadas decirle a los pies de papá "Tengo frío".
Aún sigo soñando...
Mamá no quiere verlo enfermo y se despierta en la madrugada con la incertidumbre de saber si tendrá que ayudarle con las medias. Cuando está sola, busca fotos que le recuerden sus tiempos felices para mirarlas con nostalgia, con tristeza. Hace rato no se ríe. Se queda callada, pensando, tal vez, en esos días de labial rojo y pantalones botacampana.
Por la noche, papá se va a la cama sin pedirle ayuda a nadie. Mamá después de contemplarse frente al espejo, perdida en las marcas de su rostro, se acuesta a dormir. No se hablan. No se interrumpen el sueño con caricias, ni con suspiros involuntarios. Apenas los pies de mamá fríos buscan los de papá para calentarse. Así es todas las noches.
A la una de la mañana mamá despierta con la incertidumbre de todos los días. Papá, se toma su tiempo debajo de las sábanas, para contemplar los pies grandes y arrugados de mamá. Se levanta y le dice "Hoy, me pongo las medias yo mismo". Discuten. Pelean. Papá le recuerda a mamá sus arrugas y mamá su dificultad para ponerse las medias. Portazos. Lágrimas contenidas en bostezos disimulados, en groserías, en manotazos. Papá sale de la casa sin decir adiós. Mamá hace lo mismo.
En la noche, de regreso, se encuentran en la puerta de la casa. No se hablan. Se acuestan a dormir. Desde que tengo 10 años sueño que los pies de mamá, sonrojados, sortean todo tipo de obstáculos para acercarse y con palabras entrecortadas decirle a los pies de papá "Tengo frío".
Aún sigo soñando...
Saturday, June 16, 2007
Rojo
Abrí la palma de mis manos. Esperé la aguja con los ojos cerrados La sentí entrar. Me hablaste del color naranja y las rayas negras en la puerta. Entonces, cerré el puño y apreté fuerte. No dije nada, me pinté los labios y te esperé. Te fuiste. Me quedé dormida y soñé que pintaba mis labios con el rojo que emanaba a borbotones de mi brazo roto, perforado...Grité.
Contesté el teléfono. No dije nada. La aguja adentro se llevaba todo. Impotencia. Colgué. Volví a abrir la palma de mis manos y dolió doblar de nuevo el brazo.
Salí a la calle con la promesa de no volver en una semana, por los resultados. Nos encontramos de casualidad. De casualidad nos miramos. Me preguntaste por el profundo y espeso rojo de mis labios. Te besé.
Contesté el teléfono. No dije nada. La aguja adentro se llevaba todo. Impotencia. Colgué. Volví a abrir la palma de mis manos y dolió doblar de nuevo el brazo.
Salí a la calle con la promesa de no volver en una semana, por los resultados. Nos encontramos de casualidad. De casualidad nos miramos. Me preguntaste por el profundo y espeso rojo de mis labios. Te besé.
Sunday, June 10, 2007
Astigmatismo
Si cubro con mi mano derecha mi ojo izquierdo, te veo a tí mordiendo el cielo. Sentado. En silencio. Te veo rasguñar las ventanas con desespero, tomando café sin quedarte quieto. Te hieres, te culpas, me preguntas.
Si cubro con la misma mano mi ojo derecho, estás tu y estoy yo. Estamos en la mesa. Estoy llorando. Tengo puesto el vestido rosa de hace unos años y tu me estás tomando de la mano. Pero no tengo manos. Sonríes y me abrazas. Pero no tengo brazos. Entonces, me distraigo con el papelito de la basura que recién ha caído en el suelo. Decides salir a caminar sin tomarnos de las manos y sin abrazarnos. Me dentengo. Te espero.
Prefiero ver a través del ojo izquierdo. Prefiero que te culpes y que me preguntes. ¿O prefiero el ojo derecho y con él, el vestido rosa, tú, lo que queda de mi cuerpo?
Si cubro con la misma mano mi ojo derecho, estás tu y estoy yo. Estamos en la mesa. Estoy llorando. Tengo puesto el vestido rosa de hace unos años y tu me estás tomando de la mano. Pero no tengo manos. Sonríes y me abrazas. Pero no tengo brazos. Entonces, me distraigo con el papelito de la basura que recién ha caído en el suelo. Decides salir a caminar sin tomarnos de las manos y sin abrazarnos. Me dentengo. Te espero.
Prefiero ver a través del ojo izquierdo. Prefiero que te culpes y que me preguntes. ¿O prefiero el ojo derecho y con él, el vestido rosa, tú, lo que queda de mi cuerpo?
Tuesday, June 05, 2007
Día en Origami
Tengo las manos untadas de pegante. Doblo en cuatro pedazos el día y luego, con las tijeras que nunca aprendí a manejar en el jardín, corto el doblez que da por la mitad; sí, el que está señalado con línea punteada. Caen tres gotas de sangre.
El día está sucio. El pegante de mis dedos déjó rastro en las palabras de ellos, están grises. Sucios. Cada vez que me acerco a ti, mis dedos se pegan a tu cuerpo, se pegan para no separarse. Ya he lavado mis manos varias veces, pero el pegante no cae.
Doblo nuevamente el día en cuatro pedazos. La regla bañada en lágrimas de desesperación se resbala dos, tres veces de mis dedos pegachentos. El lapiz no traza camino alguno. Se cae al suelo. Se parte.
Mis manos sudan y el pegante empieza a caer. Ahora están grises también. No me pidas que te toque. No sé cómo hacerlo. No te quiero ensuciar. No, hasta que el sudor de mi cuerpo se lleve consigo cada marca, cada recuerdo, cada lágrima.
Ya voy. Espérame, tengo que poner el día de hoy en mi mesa de noche.
El día está sucio. El pegante de mis dedos déjó rastro en las palabras de ellos, están grises. Sucios. Cada vez que me acerco a ti, mis dedos se pegan a tu cuerpo, se pegan para no separarse. Ya he lavado mis manos varias veces, pero el pegante no cae.
Doblo nuevamente el día en cuatro pedazos. La regla bañada en lágrimas de desesperación se resbala dos, tres veces de mis dedos pegachentos. El lapiz no traza camino alguno. Se cae al suelo. Se parte.
Mis manos sudan y el pegante empieza a caer. Ahora están grises también. No me pidas que te toque. No sé cómo hacerlo. No te quiero ensuciar. No, hasta que el sudor de mi cuerpo se lleve consigo cada marca, cada recuerdo, cada lágrima.
Ya voy. Espérame, tengo que poner el día de hoy en mi mesa de noche.
Friday, June 01, 2007
Sin fecha
Lunes, martes, miércoles. Espero un poco más. Sin movimiento. En silencio. La avenida invade mi cuarto de ruido. Una ambulancia. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis carros. Velocidad. Lunes, martes, miércoles. Espero un poco más.
Lunes, lloro. Entre la almohada y las sábanas frías se sumergen mis lágrimas de nuevo en silencio.
Martes. Cierro los ojos para siempre. Me entrego a los sueños más parceros que la vida misma. Los cierro esperando no volver a abrirlos. Cuento hasta diez. Cuando llego a nueve, le estoy diciendo adiós a ellos. No me ven. Me despido.
Miércoles. Muerte. Y el túnel, claro, el túnel. Cinco años perdidos. Cinco años y un cuerpo arrugado, marcado. Adiós. Digo adiós nuevamente. Pienso, maldita sea, siempre pienso.
Lunes, martes y miércoles. El jueves me miro al espejo y veo llorar mis ojos. Mi boca hace una mueca exquisita. Extraña. Me gusta verme llorar. No aparto la mirada, mis ojos luchan por cerrarse, por evitar verguenzas. Mi nariz se sonroja mientras se desangra en orquídeas.
Viernes. Extrañamente me pierdo para siempre en el calendario.
Lunes, lloro. Entre la almohada y las sábanas frías se sumergen mis lágrimas de nuevo en silencio.
Martes. Cierro los ojos para siempre. Me entrego a los sueños más parceros que la vida misma. Los cierro esperando no volver a abrirlos. Cuento hasta diez. Cuando llego a nueve, le estoy diciendo adiós a ellos. No me ven. Me despido.
Miércoles. Muerte. Y el túnel, claro, el túnel. Cinco años perdidos. Cinco años y un cuerpo arrugado, marcado. Adiós. Digo adiós nuevamente. Pienso, maldita sea, siempre pienso.
Lunes, martes y miércoles. El jueves me miro al espejo y veo llorar mis ojos. Mi boca hace una mueca exquisita. Extraña. Me gusta verme llorar. No aparto la mirada, mis ojos luchan por cerrarse, por evitar verguenzas. Mi nariz se sonroja mientras se desangra en orquídeas.
Viernes. Extrañamente me pierdo para siempre en el calendario.
Tuesday, May 29, 2007
Wednesday, May 23, 2007
Te extraño
¿Te acuerdas cuando nos escondimos de todo el mundo para gastarnos la plata en chocolates y, sin reparos, limpiamos nuestras bocas para que nadie se diera cuenta? Te extraño tanto...
¿Te acuerdas de los chismes del fin de semana y de tus lágrimas mientras intentabas explicarme los horrores y el miedo que te daba éste mundo? Te extraño tanto...
¿Te acuerdas de tus predicciones en el amor, una combinación apocalíptica y mágica de la vida, que hoy sé que nunca fallan? Te extraño tanto...
Me acuerdo de la expresión de tus ojos...seria, fría. De esa tímida sonrisa ahogada en un vaso de whisky y de tu beso en mi mano, como a las princesas.
Me acuerdo de que a veces no me acuerdo de ti. Y empiezan a borrarse, impotencia, los cuadrados y los rombos de tus faldas...los colores de tus medias; tu olor de las tres de la tarde; tu silencio....
¿Te acuerdas que nunca te dije que te amaba?
¿Te acuerdas de los chismes del fin de semana y de tus lágrimas mientras intentabas explicarme los horrores y el miedo que te daba éste mundo? Te extraño tanto...
¿Te acuerdas de tus predicciones en el amor, una combinación apocalíptica y mágica de la vida, que hoy sé que nunca fallan? Te extraño tanto...
Me acuerdo de la expresión de tus ojos...seria, fría. De esa tímida sonrisa ahogada en un vaso de whisky y de tu beso en mi mano, como a las princesas.
Me acuerdo de que a veces no me acuerdo de ti. Y empiezan a borrarse, impotencia, los cuadrados y los rombos de tus faldas...los colores de tus medias; tu olor de las tres de la tarde; tu silencio....
¿Te acuerdas que nunca te dije que te amaba?
Sunday, May 20, 2007
I love Coffee
La gente anda chocándose por ahi y muriéndose...Es tan fácil irse...yo no entiendo aún por qué no lo hago. Si es tan sencillo como cerrar los ojos y no volver a abrirlos nunca. Desde hace un año vivo mis días (no como si fueran los últimos, como aconsejan los "expertos") sino con una nostalgia acompañada de café e insomnio. Saber que hoy siento correr tu sangre cada vez que tomo tu mano y que mañana estaré sujetando esa misma mano fría, inerme...muerta. Agua hasta la mitad.
Saber que en las mañanas me duelen los ojos por las lágrimas de la madrugada mezcladas con sueños rotos y que mañana esos mismos ojos estarán cerrados para no volver a ver ni ser vistos jamás. Dos, o bueno, tres cucharadas (es mejor bien cargado).
Saber que hoy no me diste un beso, ni me dijiste que amas; que no te acordaste de tocarme, que te olvidaste de la cerveza en la nevera...y saber que mañana, tu y yo no nos habremos visto nunca. No sabrás que te pedí un beso, que te esperé 101 ovejas en la noche, para que me dijeras que me amabas...que siempre dejaba mi cerveza en la nevera. A fuego lento. La cafetera empieza a sonar (es de las viejas). Ya está listo para servir.
Saber que a pesar de saber, no intento nada. No quiero cambiar nada. Espero, y en una actitud macabra y esacalofriante anticipo tus movimientos y mis lágrimas. Tres cucharadas de azucar. Revuelvo.
I love coffee.
Insomnio.
Saber que en las mañanas me duelen los ojos por las lágrimas de la madrugada mezcladas con sueños rotos y que mañana esos mismos ojos estarán cerrados para no volver a ver ni ser vistos jamás. Dos, o bueno, tres cucharadas (es mejor bien cargado).
Saber que hoy no me diste un beso, ni me dijiste que amas; que no te acordaste de tocarme, que te olvidaste de la cerveza en la nevera...y saber que mañana, tu y yo no nos habremos visto nunca. No sabrás que te pedí un beso, que te esperé 101 ovejas en la noche, para que me dijeras que me amabas...que siempre dejaba mi cerveza en la nevera. A fuego lento. La cafetera empieza a sonar (es de las viejas). Ya está listo para servir.
Saber que a pesar de saber, no intento nada. No quiero cambiar nada. Espero, y en una actitud macabra y esacalofriante anticipo tus movimientos y mis lágrimas. Tres cucharadas de azucar. Revuelvo.
I love coffee.
Insomnio.
Wednesday, May 16, 2007
El corazón de nadie
Hoy me regalaron un corazón. Era rojo y se pegaba al cuerpo. ¿Que quién me lo dió? No lo sé, no sé su nombre, sólo recuerdo de él, su dedo pulgar sucio y perfecto. Me habló y no le entendí nada. Se quedó mirándome y no puede verle la cara. Luego, se volteó, se fue alejando y me dejo con su corazón en mis manos. Cuando me di cuenta quise devólverselo, uno no puede andar sin corazón por ahí...pero no sabía su nombre, no sabía como gritarle. El bus arrancó y desde mi ventana, lo ví caerse lentamente en el suelo.
No podía reponerme y la gente me miraba como si le hubiera arrancado el corazón a alguien. Cerré los ojos y no volví a abrirlos hasta que el bus estuvo practicamente desocupado. Entonces, saqué el corazón de aquel hombre del bolsillo derecho de mi pantalón. Empecé a jugar con él, se pegaba por todo mi cuerpo. Era tan rojo. Tan pequeño.
Luego, me quedé dormida. Dos días seguidos sin cerrar los ojos, buscando estrellas escondidas en el cielo, trae consecuencias. Cuando desperté, busqué el corazón de éste hombre en mi bolsillo izquierdo. No lo sentí. Entonces, lo ví pegado en el suelo.
Me paré de la silla, lo ví desde lejos, estaba en el suelo y le pasaron cuatro mundos y dos más por encima, ahora estaba negro. Arrugado. Roto. No podía dejar de mirarlo. Sangraba. La gente, primero fueron las mujeres de faldas largas y tacones altos, luego los hombres de corbata, empezó a cubrirse la nariz, algunos se desmayaron por la impresión de ver un órgano abandonado y en semejante estado.
Oprimí el timbre. Contuve las lágrimas, porque con tantas ansias de culpables en éstos días, era mejor disimular y no pasar la noche en la cárcel. Llegue a mi casa. Y me encerré en el cuarto. No comí nada.
Desde hoy prometo no aceptar nunca el corazón de nadie.
No podía reponerme y la gente me miraba como si le hubiera arrancado el corazón a alguien. Cerré los ojos y no volví a abrirlos hasta que el bus estuvo practicamente desocupado. Entonces, saqué el corazón de aquel hombre del bolsillo derecho de mi pantalón. Empecé a jugar con él, se pegaba por todo mi cuerpo. Era tan rojo. Tan pequeño.
Luego, me quedé dormida. Dos días seguidos sin cerrar los ojos, buscando estrellas escondidas en el cielo, trae consecuencias. Cuando desperté, busqué el corazón de éste hombre en mi bolsillo izquierdo. No lo sentí. Entonces, lo ví pegado en el suelo.
Me paré de la silla, lo ví desde lejos, estaba en el suelo y le pasaron cuatro mundos y dos más por encima, ahora estaba negro. Arrugado. Roto. No podía dejar de mirarlo. Sangraba. La gente, primero fueron las mujeres de faldas largas y tacones altos, luego los hombres de corbata, empezó a cubrirse la nariz, algunos se desmayaron por la impresión de ver un órgano abandonado y en semejante estado.
Oprimí el timbre. Contuve las lágrimas, porque con tantas ansias de culpables en éstos días, era mejor disimular y no pasar la noche en la cárcel. Llegue a mi casa. Y me encerré en el cuarto. No comí nada.
Desde hoy prometo no aceptar nunca el corazón de nadie.
Monday, May 14, 2007
País con sabor a mierda...
No quiero comer. Todo me produce vómito. En la mañana, el cereal con leche y el ponqué gala. Agua. Dulce con sabor a coñac. No quiero comer más. Luego, pescado, arroz, plátano. El estómago empieza a pesar y con el, el cuerpo, la vida...Luego, sangre y tetas mezcladas con sonrisas y muslos tonificados, provocadores. No quiero más. No me puedo mover. Luego, agua y té con azucar. El corazón empieza a moverse más despacio...(¿por qué carajos no se detiene?) Entonces, empiezo a quedarme dormida, mientras mi estómago se pudre, al compás de mi cabeza que se arruya con las imágenes del televisor. Despierto. Más agua. Más mierda. No quiero comer. Todo me produce vomito. Entonces, prendo el televisor, una vez más.
Sunday, May 13, 2007
Noche de tristeza
Quisiera decirte que soy feliz. Que me basta con tu sonrisa, con mis dos piernas, mis ojos y mi boca....con la leche tibia que me preparas al desayuno y el masaje tierno de tus manos en mi panza...
Con las sábanas frescas en la cama, con tu abrazo en las mañanas...Pero, no puedo. Cada sonrisa mía esconde dos o tres lágrimas, y muchas veces, prefiero no usar ni mis piernas, ni mis ojos ni mi boca...
Y me da mucha tristeza saber que tú no lo sabes...que todo está bien, que todo siempre va a estar bien. Y te sigo abrazando y tomando la leche tibia del desayuno, acariciando tus manos sobre mi...Pero, con el paso de los años me he quedado muda...ya no puedo hablarte. Tal vez, jamás pude. Muda y sorda. No me escucho. Y aunque en sueños siempre te veo gritándome, pegándome, jamás logro escucharte. Tampoco cuando quien grita soy yo...
Con las sábanas frescas en la cama, con tu abrazo en las mañanas...Pero, no puedo. Cada sonrisa mía esconde dos o tres lágrimas, y muchas veces, prefiero no usar ni mis piernas, ni mis ojos ni mi boca...
Y me da mucha tristeza saber que tú no lo sabes...que todo está bien, que todo siempre va a estar bien. Y te sigo abrazando y tomando la leche tibia del desayuno, acariciando tus manos sobre mi...Pero, con el paso de los años me he quedado muda...ya no puedo hablarte. Tal vez, jamás pude. Muda y sorda. No me escucho. Y aunque en sueños siempre te veo gritándome, pegándome, jamás logro escucharte. Tampoco cuando quien grita soy yo...
Sunday, May 06, 2007
Falsa promesa
No puedo dejar de mover mis pies. No te imaginas mi día de hoy...¿Si te conté que de chica bailaba salsa, mientras papá revisaba cada uno de mis movimientos con ojo de cirujano y una que otra sonrisa de orgullo?
No. Recordé también que hace mucho no me daba cuenta del "no". ¿Está siempre ahi? Bueno, así de despistada debo ser...Hoy viajé en el tiempo. Eran las 4:30 de la tarde y tenía 20 años en ese momento. Mi corazón latía despacio, tenía el estomago hinchado por la fría tarde y los pies descalzos como siempre..Cuando el reloj marcó las 4:35 acababa de cumplir 5 años más y cuidaba a mis padres enfermos y recibía una llamada de una de mis hermanas...
No le entendía nada. Tal vez y es cierto que mientras el tiempo avanza, la información se mueve más rapido o yo no sé que mierda era...pero no le entendía nada. Y yo hablaba...hablaba... Con el teléfono en la oreja, me miraba en el reflejo del vidrio del comedor. No entendía tampoco lo que decía. Pero sonaba bien. O por lo menos, eso parecía...luego, el mismo reloj marcó las 4:40 y no pasó nada.
¿Me prometes que me guardas el secreto? ¿Me prometes que no va a importar que sea cinco años mayor que tu? ¿Y que aún así me vas a hacer el amor y a dedicar malas canciones? ¿Me lo prometes?
No. Recordé también que hace mucho no me daba cuenta del "no". ¿Está siempre ahi? Bueno, así de despistada debo ser...Hoy viajé en el tiempo. Eran las 4:30 de la tarde y tenía 20 años en ese momento. Mi corazón latía despacio, tenía el estomago hinchado por la fría tarde y los pies descalzos como siempre..Cuando el reloj marcó las 4:35 acababa de cumplir 5 años más y cuidaba a mis padres enfermos y recibía una llamada de una de mis hermanas...
No le entendía nada. Tal vez y es cierto que mientras el tiempo avanza, la información se mueve más rapido o yo no sé que mierda era...pero no le entendía nada. Y yo hablaba...hablaba... Con el teléfono en la oreja, me miraba en el reflejo del vidrio del comedor. No entendía tampoco lo que decía. Pero sonaba bien. O por lo menos, eso parecía...luego, el mismo reloj marcó las 4:40 y no pasó nada.
¿Me prometes que me guardas el secreto? ¿Me prometes que no va a importar que sea cinco años mayor que tu? ¿Y que aún así me vas a hacer el amor y a dedicar malas canciones? ¿Me lo prometes?
Thursday, May 03, 2007
Cosas que me ayudan...
El silencio en el apartamento.
El movimiento cero.
El vaso de leche y el bocadillo, a escondidas, en la madrugada.
Mis palabras en el espejo.
Los cinco minutos más de sueño.
El grito de placer de ella...
Tu abrazo y tu beso
La angustia, el desespero.
Las ocho de la noche...mientras te espero...
El vidrio empañado cuando salgo del baño y los mismos corazones rotos.
Sus favores, sus recuerdos.
Los movimientos de mi cuerpo...
Tus palabras...tu agradecimiento..
El revólver, tu mirada de miedo..
Tu sangre...tu mejilla fría y mi beso.
El movimiento cero.
El vaso de leche y el bocadillo, a escondidas, en la madrugada.
Mis palabras en el espejo.
Los cinco minutos más de sueño.
El grito de placer de ella...
Tu abrazo y tu beso
La angustia, el desespero.
Las ocho de la noche...mientras te espero...
El vidrio empañado cuando salgo del baño y los mismos corazones rotos.
Sus favores, sus recuerdos.
Los movimientos de mi cuerpo...
Tus palabras...tu agradecimiento..
El revólver, tu mirada de miedo..
Tu sangre...tu mejilla fría y mi beso.
Thursday, April 26, 2007
Apagón
Se fue la luz. Quietud. Desesperación entre el silencio. Locura. Todo empezó a hablarme. Mis recuerdos, mis ilusiones. Me senté a llorar. No soporto esperar. Siento tanto miedo...se me bajó el miedo a los pies y se me congelaron. Lo tengo todo en mi cabeza. Quisiera dibujártelo. Describírtelo mejor...pero no puedo. Casi lo puedo tocar. Saber si es frío o caliente, si pica o me atraviesa el alma. Pero, se fue la luz y ya no lo siento. Olvidé sus colores. Su forma...Se me fue para siempre...
Yó sé que tu sabes donde está. ¿Por qué no me lo dices? Yo guardo el secreto... No soporto esperar, pero por tenerlo una vez más, cruzaré mis piernas y miraré por la ventana hasta que me coja el sueño...Cuando estaba más chica contaba hasta cien con los ojos cerrados y esperaba a que te escondieras...hoy no contaré hasta cien...voy a cerrar los ojos mientras vuelve la luz...te esperaré, una vez más...
Yó sé que tu sabes donde está. ¿Por qué no me lo dices? Yo guardo el secreto... No soporto esperar, pero por tenerlo una vez más, cruzaré mis piernas y miraré por la ventana hasta que me coja el sueño...Cuando estaba más chica contaba hasta cien con los ojos cerrados y esperaba a que te escondieras...hoy no contaré hasta cien...voy a cerrar los ojos mientras vuelve la luz...te esperaré, una vez más...
Wednesday, April 25, 2007
Sueños La Chapelle
Otra vez silencio. La ventana que baila al ritmo de las gotas de agua y la nevera que suspira exactamente cada 15 minutos. ¿Estás ahí? Miles de voces calladas a mi izquierda y el sonido parecido al de la playa, a la derecha. Esperar. Otra vez, esperar. Mi cuerpo habla. Si cierro los ojos y me concentro, puedo escuchar los tacones puntilla de la vecina bailar torpemente entre el reguero de ropa en el suelo y las chanclas debajo de su cama. Y si aún cierro más los ojos (siempre hago trampa) me escucho a mí, en silencio. Escucho el estómago buchón y quejetas que no repara en recordarme cada galletita y dulce de chocolate. Escucho mi sangre que entra y sale del corazón al ritmo de Compay Segundo; el performance del mugre de mis uñas color La Chapelle.
Hoy no te quiero contar quién fui. Ya no me acuerdo. Me quiero quedar callada y oírte. Pero no dices nada. Y cierro los ojos (sin hacer trampa) y aún así no me hablas. No me miras. El Señor que se subió hoy al bus y cantó esa canción tan triste, probablemente, me entienda...Tengo tanto frío... Otra vez, silencio. Tal vez hoy sueñe contigo en una habitación rosada, sin ojos y sin dientes, sonriéndome, sonriéndoles. Con las pestañas largas y el cuerpo bañado en sudor de caos, de muerte. Ya te estoy viendo. Y me invitarás a bailar. Yo estaré con las piernas rotas y los labios rojos. Y casi, nos daremos un beso. Casi, me preguntarás mi nombre. Casi, sabrás quien soy...Anda, ve y échale candado a la puerta que yo te espero.
Hoy no te quiero contar quién fui. Ya no me acuerdo. Me quiero quedar callada y oírte. Pero no dices nada. Y cierro los ojos (sin hacer trampa) y aún así no me hablas. No me miras. El Señor que se subió hoy al bus y cantó esa canción tan triste, probablemente, me entienda...Tengo tanto frío... Otra vez, silencio. Tal vez hoy sueñe contigo en una habitación rosada, sin ojos y sin dientes, sonriéndome, sonriéndoles. Con las pestañas largas y el cuerpo bañado en sudor de caos, de muerte. Ya te estoy viendo. Y me invitarás a bailar. Yo estaré con las piernas rotas y los labios rojos. Y casi, nos daremos un beso. Casi, me preguntarás mi nombre. Casi, sabrás quien soy...Anda, ve y échale candado a la puerta que yo te espero.
Thursday, April 19, 2007
Te avisaré pronto si nos vamos...
Me quiero ir. Y tengo miedo por querer irme. Mucho miedo. Nunca estuve sola. Vine al mundo, literalmente, de la mano de mi hermana. Cuando tenía miedo, ella dormía cerca mío. Y si no estaba ella, estaban papá, mamá, el televisor. Cuando ellos me faltaron, la luz siempre estuvo encendida y la puerta cerrada. Hoy, miro la puerta entreabierta y la luz apagada y un frío me congela el alma.
Tienes que saber que siempre fui una nena consentida. Lloraba por todo. Pasé penas horribles, como que mi hermana (mucho más pequeña que yo) me defendiera en el colegio, de profesoras regordetas y amargadas, de exámenes en cero, de rodillas raspadas, de un triste tercer lugar o último puesto.
Y no sé. Tengo miedo de dejarlos. De dejar atrás los mejores y los peores momentos de mi vida. Miedo de dejarlos atrás para siempre. Miedo y deseo. Ganas incontrolables por conocer lo que aún no conozco. Excitación. Placer. ¿Por qué mientras mis ojos derraman lágrimas inconsolables, mis labios dibujan ésta sonrisa inocente de placer?
¿Vas a despedirme al aeropuerto? ¿O te vas a ir conmigo para siempre?
Tienes que saber que siempre fui una nena consentida. Lloraba por todo. Pasé penas horribles, como que mi hermana (mucho más pequeña que yo) me defendiera en el colegio, de profesoras regordetas y amargadas, de exámenes en cero, de rodillas raspadas, de un triste tercer lugar o último puesto.
Y no sé. Tengo miedo de dejarlos. De dejar atrás los mejores y los peores momentos de mi vida. Miedo de dejarlos atrás para siempre. Miedo y deseo. Ganas incontrolables por conocer lo que aún no conozco. Excitación. Placer. ¿Por qué mientras mis ojos derraman lágrimas inconsolables, mis labios dibujan ésta sonrisa inocente de placer?
¿Vas a despedirme al aeropuerto? ¿O te vas a ir conmigo para siempre?
Monday, April 16, 2007
Bricolage
Espero. Pienso. Grito. Espero. Pienso. Lloro. Todo depende de un movimiento, de un beso, de una sonrisa. No soporto esperar más. No soporto que el mundo exterior se cuele por entre mis dedos tramposos que, desgraciados, conservan la esperanza. Me da mucho miedo lo que veo. Lo que no veo; mi futuro en potencia.
Cansansio. Agitación extrema. Sudor. Miedo, mucho miedo. Dulce decepción. Confiar, depender, coger el bus, preguntar, sonreir, estrechar la mano ( sudorosa), no tutear, estrechar nuevamente la mano (siempre sudorosa), coger el bus, volver. Volver a esperar, reposar.
Leer, soñar, maldita ilusión (otra vez). Ganas de bostezar los sueños. "Si". Ganas de vomitar. Negro. Silencio. Ruidosa paz.
Cansansio. Agitación extrema. Sudor. Miedo, mucho miedo. Dulce decepción. Confiar, depender, coger el bus, preguntar, sonreir, estrechar la mano ( sudorosa), no tutear, estrechar nuevamente la mano (siempre sudorosa), coger el bus, volver. Volver a esperar, reposar.
Leer, soñar, maldita ilusión (otra vez). Ganas de bostezar los sueños. "Si". Ganas de vomitar. Negro. Silencio. Ruidosa paz.
Thursday, April 12, 2007
Nacimiento por cesárea
Me quedan exactamente 20 minutos.
Los primeros aires que respiro son los de un país convulsionado. Gente marchando en las calles con camisas blancas y uñas negras. El primer ramo de flores. Las bombas de colores.
El dólar a 2.154 pesos.
Dolor. Lágrimas. Sueño profundo. Abrazos y palabras bonitas; melancólicas.
La primera sensación es la de no estar aquí. No estar escuchando nada. No estar tocándote. Nostalgia. Presente licuado con recuerdos. Sangre, mucha sangre.
El primer sabor es el del helado, (no de chocolate, por desgracia), helado y vino tinto.
La primera sensación: un beso en la mejilla. Los pies y las manos dormidas.
Lo primero que veo. A mi mísma. A mi soledad. A su compañía, sus regalos, sus amigos, sus cachetes rojos de besos. Ausencia. La primera cagada. La más dolorosa. La más sensual de todas.
Me restan 10 minutos.
Pero no los voy a escribir, voy a oírlos.
Los primeros aires que respiro son los de un país convulsionado. Gente marchando en las calles con camisas blancas y uñas negras. El primer ramo de flores. Las bombas de colores.
El dólar a 2.154 pesos.
Dolor. Lágrimas. Sueño profundo. Abrazos y palabras bonitas; melancólicas.
La primera sensación es la de no estar aquí. No estar escuchando nada. No estar tocándote. Nostalgia. Presente licuado con recuerdos. Sangre, mucha sangre.
El primer sabor es el del helado, (no de chocolate, por desgracia), helado y vino tinto.
La primera sensación: un beso en la mejilla. Los pies y las manos dormidas.
Lo primero que veo. A mi mísma. A mi soledad. A su compañía, sus regalos, sus amigos, sus cachetes rojos de besos. Ausencia. La primera cagada. La más dolorosa. La más sensual de todas.
Me restan 10 minutos.
Pero no los voy a escribir, voy a oírlos.
Monday, April 09, 2007
Ese día...
Que los vuelva a cumplir hasta el año sin fin. ¿Viste que la gente celebra con regalos y tortas de cuento de hadas los cumpleaños de sus seres queridos? Y bueno...yo empecé a contar los días que me faltan...y ya son sólo tres...
¿Para qué los cuento? Éste año es casi exactamente el mismo que el pasado y el antepasado. ¿Qué voy a pedir entonces cuando sople las velitas? Ese es el mejor momento. Porque todo está tan oscuro. Nadie ve mi rostro testarudo que aún insiste en pedir lo mismo cada año. Pediré por mamá, por papá, por mi familia, (bueno si no se me olvida otra vez, por la paz del mundo), y porque éste sea el último año.
Bueno, tal vez no alcance a pedir tantas cosas. Porque desde pequeña siempre he compartido la torta con mi hermana y así como yo, ella también tiene derecho a sus velitas y a sus deseos. Pediré porque se le cumplan a ella todos los deseos. Porque los míos no se cumplan y porque nadie se de cuenta.
Ese día cepillaré mi cabello y pintaré mis labios. Me sentaré en el sillón blanco del living room y haré que suene el teléfono. Serás tú. Y me invitarás a tomar un café. No sabrás que es mi día de cumpleaños y aún así me regalarás una flor de las amarillitas que venden en la esquina de la calle 53. Nos despediremos con un beso.
Y en casa, de nuevo, me miraré al espejo y retiraré el color rojo de los labios. Derramaré algunas lágrimas mientras te veo y me veo en el reflejo. Y murmuraré, en silencio, Que los vuelva a cumplir hasta el año sin fin...
¿Para qué los cuento? Éste año es casi exactamente el mismo que el pasado y el antepasado. ¿Qué voy a pedir entonces cuando sople las velitas? Ese es el mejor momento. Porque todo está tan oscuro. Nadie ve mi rostro testarudo que aún insiste en pedir lo mismo cada año. Pediré por mamá, por papá, por mi familia, (bueno si no se me olvida otra vez, por la paz del mundo), y porque éste sea el último año.
Bueno, tal vez no alcance a pedir tantas cosas. Porque desde pequeña siempre he compartido la torta con mi hermana y así como yo, ella también tiene derecho a sus velitas y a sus deseos. Pediré porque se le cumplan a ella todos los deseos. Porque los míos no se cumplan y porque nadie se de cuenta.
Ese día cepillaré mi cabello y pintaré mis labios. Me sentaré en el sillón blanco del living room y haré que suene el teléfono. Serás tú. Y me invitarás a tomar un café. No sabrás que es mi día de cumpleaños y aún así me regalarás una flor de las amarillitas que venden en la esquina de la calle 53. Nos despediremos con un beso.
Y en casa, de nuevo, me miraré al espejo y retiraré el color rojo de los labios. Derramaré algunas lágrimas mientras te veo y me veo en el reflejo. Y murmuraré, en silencio, Que los vuelva a cumplir hasta el año sin fin...
Monday, April 02, 2007
Volver
Invadida por las ganas de soltar el lápiz y rayar la hoja a cuadros con fascinantes epitafios. Preguntaste hace poco ¿Quién es Sibila? Hoy Sibila es ésta y aquella y la otra. Es la que no tiene memoria y se mantiene con la de las películas rotas. Es la que sí tiene nombre. La que se mira en el espejo, tristeza, salsa, verguenza.
Sibila te mira en cada espejo, superficie y se esconde. Me encuentro en su mirada triste, incompleta, multicolor. Hoy tampoco se mueve. Y cuando su cuerpo deja escapar algún reflejo, derrama futiles lágrimas que recorren su cuerpo hasta caer por el dedo gordo del pie.
Es la que destila palabras tontas. Risas. Carcajadas. Silencio. Sibila tiene veinte años, pero ha vivido los de su mamá y su abuela. No ha visto el cielo, sin embargo.
Que aburrido buscar epitafios. Volver.
Sibila te mira en cada espejo, superficie y se esconde. Me encuentro en su mirada triste, incompleta, multicolor. Hoy tampoco se mueve. Y cuando su cuerpo deja escapar algún reflejo, derrama futiles lágrimas que recorren su cuerpo hasta caer por el dedo gordo del pie.
Es la que destila palabras tontas. Risas. Carcajadas. Silencio. Sibila tiene veinte años, pero ha vivido los de su mamá y su abuela. No ha visto el cielo, sin embargo.
Que aburrido buscar epitafios. Volver.
Sunday, April 01, 2007
Clásico de fútbol
No soy hincha de ningún equipo. No soy de las que grita y se pinta la cara cuando un hombre de lindas piernas mete un gol en una chancha de fútbol. Pero hoy, faltando un minuto para las seis de la tarde, estoy viendo un partido de fúbol desde mi casa. Y grite dos veces (bueno, tres) cuando el equipo contrario estuvo a punto de empatar. Bueno, está bien, dos o tres hijeputas se me salieron con un aura de misticismo y magia.
Recuerdo cuando fui por primera vez al Estadio. Tenía 19 años y fuí la única que quiso acompañar a mi papá; quien había ahorrado el dinero de la boleta dos semanas antes y, a escondidas, de mamá le había rezado dos rosarios a la Virgen antes de salir de casa; todo, para ver a su equipo del alma.
Y me senté con el en la tribuna, sin entender por qué el viejo, dos sillas atrás mío, mantuvo cerrado los ojos durante el partido; aferrado como un niño, a su radio viejo y gastado. Sólo abrió los ojos cuando terminó el juego, se echó la bendición y salió con cierta sonrisa infantil en el rostro. No entendía nada. Ni el fuera de lugar, ni el penalty, ni los madrazos al árbitro desde la tribuna. Pero, me divertí. Grité con papá en las dos únicas ocasiones de gol (lo siento pá, pero ambos sabíamos que ese no era el mejor día del equipo), saltamos y nos reímos de los corazones sobresaltados de los otros hinchas.
Hoy, desde mi casa, volví a prender el televisor. Sabía que estarías en el estadio y reservé mi lugar junto al tuyo, una vez encontré el canal y subí el volumen del tv. Sé que tus manos sudan en éstos momentos, como las mías. Después de todo, el partido de hoy es un clásico.
Gol. Mierda.
Recuerdo cuando fui por primera vez al Estadio. Tenía 19 años y fuí la única que quiso acompañar a mi papá; quien había ahorrado el dinero de la boleta dos semanas antes y, a escondidas, de mamá le había rezado dos rosarios a la Virgen antes de salir de casa; todo, para ver a su equipo del alma.
Y me senté con el en la tribuna, sin entender por qué el viejo, dos sillas atrás mío, mantuvo cerrado los ojos durante el partido; aferrado como un niño, a su radio viejo y gastado. Sólo abrió los ojos cuando terminó el juego, se echó la bendición y salió con cierta sonrisa infantil en el rostro. No entendía nada. Ni el fuera de lugar, ni el penalty, ni los madrazos al árbitro desde la tribuna. Pero, me divertí. Grité con papá en las dos únicas ocasiones de gol (lo siento pá, pero ambos sabíamos que ese no era el mejor día del equipo), saltamos y nos reímos de los corazones sobresaltados de los otros hinchas.
Hoy, desde mi casa, volví a prender el televisor. Sabía que estarías en el estadio y reservé mi lugar junto al tuyo, una vez encontré el canal y subí el volumen del tv. Sé que tus manos sudan en éstos momentos, como las mías. Después de todo, el partido de hoy es un clásico.
Gol. Mierda.
Friday, March 30, 2007
Mi secreto
Ayer, cuando eran las dos de la mañana, apagué el televisor (siempre soy la última en acostarse), la luz de la sala, la luz del baño y del corredor. Cerré la puerta de la habitación y en la oscuridad, sin necesidad de cerrar mis ojos, lloré. Y lloré un buen rato. ¿Si te había dicho que me gusta llorar con los ojos abiertos?
Me acuerdo que cuando era pequeña lloraba por todo. Mi hermana siempre fue más fuerte que yo y me sentía incómoda cuando me defendía porque yo era más grande y alta que ella, a pesar de tener su misma edad. Sentía verguenza, pero me sentía protegida. Protegida y blindada ante el dolor, la muerte, por alguien 10 cm más pequeña que yo... (y es que 10 cms son 10 cms).
Y me acostumbré a no sufrir. Pero cuando tenía 15 años descubrí que ella no estaba más. Y volví a llorar. Pero, jamás ante los ojos de ella. Sólo en la oscuridad. Mi hermana (todavía diez centímentros más pequeña que yo) escucha en sus sueños mis sollozos, otras veces, me escucha cuando está despierta y cree que no me doy cuenta....Entonces, con la almohada acaricio mi boca que tiembla al compás de cada una de las lágrimas que caen por mi rostro y entre cada bocanada de aire, mantego bien abiertos los ojos, porque cuando tenía diez años, ella me dijo "No cierres los ojos, la profesora pensará que acabas de bostezar..."
Diez años después, mi hermana es la única persona que sabe que bostezo antes de acostarme.
Me acuerdo que cuando era pequeña lloraba por todo. Mi hermana siempre fue más fuerte que yo y me sentía incómoda cuando me defendía porque yo era más grande y alta que ella, a pesar de tener su misma edad. Sentía verguenza, pero me sentía protegida. Protegida y blindada ante el dolor, la muerte, por alguien 10 cm más pequeña que yo... (y es que 10 cms son 10 cms).
Y me acostumbré a no sufrir. Pero cuando tenía 15 años descubrí que ella no estaba más. Y volví a llorar. Pero, jamás ante los ojos de ella. Sólo en la oscuridad. Mi hermana (todavía diez centímentros más pequeña que yo) escucha en sus sueños mis sollozos, otras veces, me escucha cuando está despierta y cree que no me doy cuenta....Entonces, con la almohada acaricio mi boca que tiembla al compás de cada una de las lágrimas que caen por mi rostro y entre cada bocanada de aire, mantego bien abiertos los ojos, porque cuando tenía diez años, ella me dijo "No cierres los ojos, la profesora pensará que acabas de bostezar..."
Diez años después, mi hermana es la única persona que sabe que bostezo antes de acostarme.
Monday, March 26, 2007
Miedo
A veces mejor estar loco. Verse cada día diferente. Enloquecerse con la vida y llorar frente al espejo. A veces mejor agarrarse fuerte el cabello y contar cien mil veces, los petalos de la misma flor de colegio. A veces mejor tener poco o tenerlo todo. Tarnation.
La ciudad estuvo tan fría hoy. El cielo, tan gris. Ganas de vomitarlo todo. Lágrimas y desconsuelo. Y miedo mucho miedo. Miedo a la locura. Fascinación extraña del límite sensual que la separa de la cordura. Miedo. Fascinación. Miedo.
La ciudad estuvo tan fría hoy. El cielo, tan gris. Ganas de vomitarlo todo. Lágrimas y desconsuelo. Y miedo mucho miedo. Miedo a la locura. Fascinación extraña del límite sensual que la separa de la cordura. Miedo. Fascinación. Miedo.
Thursday, March 22, 2007
Escríbeme
Tengo la sensación rara de querer dormir, pero en las palabras. Me duelen los ojos y mis dedos que oprimen el teclado parecen no entender. Que día tan extraño. Después de un aguacero monumental, en el que los carros flotaban y los pies de la gente se zambullían entre basura, mugre, basura. Plantas, basura, besos mojados... yo miraba por la ventana del bus, sumergida en el propio aguacero que llevaba dentro. Vacío. Desgano por el futuro.
Y luego la sensación de alivio. Respiré, justo cuando el día ya era noche. Y la abrazé a ella. Siempre a ella. ¿No te he hablado de ella, verdad? Bueno, creo que no podría. Está en un lugar tan sagrado, que no podría volatizarlo en la web (me perdonarás). De ella, solo tienes que saber que el día en que no vuelva a estar conimgo, algo en mi habrá muerto. Y desaparecerá de mi vida toda razón, lógica o justificación. Bueno, calma, no soy lesbiana (lástima) y no te hablo de mi moza, ni de mi perra (no me alcanza el dinero para comprarme una) ni de alguna amiga imaginaria (mi locura no ha sobrepasado esos límites tan interesantes).
Y de nuevo vacío. Desgano por el futuro. Aunque me prometí no volver a hablarle, lo hice. Me arriesgué. Y como si hubiera saltado de un avión sin paracaídas fui a dar contra el suelo y aún sangro. ¿Lo sientes? Y lo peor es que estoy acostumbrada. Mi cuerpo es tan descarado que cicatriza cualquier herida en tiempo récord y vuelvo de nuevo. Un guiño; un chiste preparado con antelación; una caracajda. Cualquier cosa me invento para sentirle. Para morirme mientras me desangro.
Lo odio por matarme tan dulcemente. Lo odio por volver mi vida un absurdo y un mal guión de telenovela. Qué estupideces me hace escribir (y que mal escrito quedó éste texto). Mejor me detengo o terminaré, penosamente, citando alguna canción rídicula de Victor Manuel o, a falta de algo peor, de Reggeaton (De ser así, prometo volver al psicólogo)...
Escríbeme.
Y luego la sensación de alivio. Respiré, justo cuando el día ya era noche. Y la abrazé a ella. Siempre a ella. ¿No te he hablado de ella, verdad? Bueno, creo que no podría. Está en un lugar tan sagrado, que no podría volatizarlo en la web (me perdonarás). De ella, solo tienes que saber que el día en que no vuelva a estar conimgo, algo en mi habrá muerto. Y desaparecerá de mi vida toda razón, lógica o justificación. Bueno, calma, no soy lesbiana (lástima) y no te hablo de mi moza, ni de mi perra (no me alcanza el dinero para comprarme una) ni de alguna amiga imaginaria (mi locura no ha sobrepasado esos límites tan interesantes).
Y de nuevo vacío. Desgano por el futuro. Aunque me prometí no volver a hablarle, lo hice. Me arriesgué. Y como si hubiera saltado de un avión sin paracaídas fui a dar contra el suelo y aún sangro. ¿Lo sientes? Y lo peor es que estoy acostumbrada. Mi cuerpo es tan descarado que cicatriza cualquier herida en tiempo récord y vuelvo de nuevo. Un guiño; un chiste preparado con antelación; una caracajda. Cualquier cosa me invento para sentirle. Para morirme mientras me desangro.
Lo odio por matarme tan dulcemente. Lo odio por volver mi vida un absurdo y un mal guión de telenovela. Qué estupideces me hace escribir (y que mal escrito quedó éste texto). Mejor me detengo o terminaré, penosamente, citando alguna canción rídicula de Victor Manuel o, a falta de algo peor, de Reggeaton (De ser así, prometo volver al psicólogo)...
Escríbeme.
Wednesday, March 21, 2007
Tengo miedo
Me imagino que los nervios que siento hoy, los sentiré el día cuando te vea. No sé, supongo. Hoy siento que el corazón se me sale sin permiso del pecho y que mi respiración se esconde, incógnita, entre mis pensamientos. Por segundos, me siento tan poca cosa (sólo por segundos) y luego, me siento de nuevo, tan poca cosa (sólo por segundos), que me da miedo enfrentarme al mundo mañana. Enfrentarme a mí. Enfrentarte a vos.
Por minutos, me dan ganas de volver a estar en la escuela. Era todo tan fácil. Cuando tenía algún exámen dificil, iba a la capilla de color verde del colegio y le prometía a Dios portarme bien, rezarle a la virgen y al Espíritu Santo, sólo si Él me ayudaba a sacarme un 10 en geometría ( casi siempre, era geometría). Y funcionaba. Ahora le rezo a la almohada que no responde. A mi sexo y a mi cuerpo de varios días sin bañar. A la pared blanca. A vos.
Y no me siento tranquila. Igual sé que volver a la capilla verde ya no sería lo mismo. Empezando porque ya no debe ser verde. Estoy intranquila. Nerviosa. Neurotica. Tengo la incertidumbre de econtrarme con un gran genio de 79 años y de ver en sus ojos y en sus palabras las boludeces de una mujer de 20. Tengo miedo.
Por minutos, me dan ganas de volver a estar en la escuela. Era todo tan fácil. Cuando tenía algún exámen dificil, iba a la capilla de color verde del colegio y le prometía a Dios portarme bien, rezarle a la virgen y al Espíritu Santo, sólo si Él me ayudaba a sacarme un 10 en geometría ( casi siempre, era geometría). Y funcionaba. Ahora le rezo a la almohada que no responde. A mi sexo y a mi cuerpo de varios días sin bañar. A la pared blanca. A vos.
Y no me siento tranquila. Igual sé que volver a la capilla verde ya no sería lo mismo. Empezando porque ya no debe ser verde. Estoy intranquila. Nerviosa. Neurotica. Tengo la incertidumbre de econtrarme con un gran genio de 79 años y de ver en sus ojos y en sus palabras las boludeces de una mujer de 20. Tengo miedo.
Saturday, March 17, 2007
Friday, March 16, 2007
Sin luz
Escribo con los ojos cerrados. Por tanto, entenderás la oscuridad que me abriga hoy. Y la oscuridad me sabe a tristeza y melancolía. Cuando el mundo está a punto de recibir otro día, yo no me muevo. A penas, pienso...te pienso. ¿Cómo serás? ¿Ya te he visto? Y tantos sueños y pensamientos bizarros de corte surrealista mezclados con vodka y naranja..serán eso..solo sueños de adolescente novelera o...en algun punto se rozarán con la realidad?..esa maldita realidad que hoy..es tan oscura?
He estado así, con los ojos cerrados y sin moverme por tanto tiempo...y miro por la ventana y veo sólo movimiento. Abrazos, sonrisas, uepajés..canciones de amor..baile..Sobre todo baile. Pero hoy no me asomo a la venta. Hoy no. Hoy mis ojos sólo ven un negro profundo, que me pide que reinvente el mundo, que te de un rostro, muchos rostros.
Hoy, en la oscuridad, vuelvo a pintarte.
He estado así, con los ojos cerrados y sin moverme por tanto tiempo...y miro por la ventana y veo sólo movimiento. Abrazos, sonrisas, uepajés..canciones de amor..baile..Sobre todo baile. Pero hoy no me asomo a la venta. Hoy no. Hoy mis ojos sólo ven un negro profundo, que me pide que reinvente el mundo, que te de un rostro, muchos rostros.
Hoy, en la oscuridad, vuelvo a pintarte.
Wednesday, March 14, 2007
Gracias, masoquismo.
Odio los lunes y los miércoles. El paseo que me toca dar desde el sur de la ciudad, hasta su extremo más opuesto (en todos los sentidos) me afecta a tal punto que no puedo hacer nada más que escribir...y pensar...y escribir...
Soy de estrato tres...clase media..MEDIA..vivo en un apartamento modesto que desde afuera parece una cárcel, pero que por dentro esconde una que otra maravilla. Mis padres se han jodido toda la vida por comprar un apartamento propio y por eso, desde pequeña aprendí que la "cárcel" en realidad, es un paraíso.
Pero, entre lunes y miércoles, viajo (cual Gulliver) a ese otro mundo...Y una vez allí (de gente bonita, piel clara, rubia y esbelta; todo...bueno, casi todo, lo contrario a mi) se me revuelve mi vida, mi historia, mis slógans, mis epitafios...No comparto casi ningun chiste, ni ninguna tienda de ropa, restaurante, esquina, calle...Por eso, nunca hablo. No digo nada..más bien, camino. Y cuando camino, observo. Y no te alcanzas a imaginar lo divertido que resulta. ¿Si te había dicho que alguna vez estaría en dos lugares al mismo tiempo? Pues bueno...es más o menos eso...Los caminos en Bogotá se bifurcan y en dos minutos (el bus suele tardar un poco más en pasar) estoy de nuevo en el sur..con los olores, colores, rostros con los que crecí...Y mis ojos se estacionan en el espejo retrovisor del conductor del bus, y allí me veo...en un sinlugar, a falta de referentes y etiquetas...y entonces, vuelvo a pensar en ti...
Tal vez por eso, me convenzo de lo equivocada que estoy contigo. Tu eres de allá, yo soy de acá. Tu jamás vendrías para acá, y yo, aunque trate, no podré estar allá. Entonces, cierro los ojos y me convenzo una vez más...toco el timbre y con presición, salto del bus y piso el suelo que reconozco desde pequeña, el que pinté con colores rojos y verdes para no perderme nunca...pero por tu culpa alrededor de las seis de la tarde, se torna gris y lunes y miércoles, muy atrevidamente, se convierten en los dias que despiertan en mi, la unica ilusión masoquista que me mantiene viva..la misma de poder estar un poquito cerquita (y a la vez, lejos) de ti.
Soy de estrato tres...clase media..MEDIA..vivo en un apartamento modesto que desde afuera parece una cárcel, pero que por dentro esconde una que otra maravilla. Mis padres se han jodido toda la vida por comprar un apartamento propio y por eso, desde pequeña aprendí que la "cárcel" en realidad, es un paraíso.
Pero, entre lunes y miércoles, viajo (cual Gulliver) a ese otro mundo...Y una vez allí (de gente bonita, piel clara, rubia y esbelta; todo...bueno, casi todo, lo contrario a mi) se me revuelve mi vida, mi historia, mis slógans, mis epitafios...No comparto casi ningun chiste, ni ninguna tienda de ropa, restaurante, esquina, calle...Por eso, nunca hablo. No digo nada..más bien, camino. Y cuando camino, observo. Y no te alcanzas a imaginar lo divertido que resulta. ¿Si te había dicho que alguna vez estaría en dos lugares al mismo tiempo? Pues bueno...es más o menos eso...Los caminos en Bogotá se bifurcan y en dos minutos (el bus suele tardar un poco más en pasar) estoy de nuevo en el sur..con los olores, colores, rostros con los que crecí...Y mis ojos se estacionan en el espejo retrovisor del conductor del bus, y allí me veo...en un sinlugar, a falta de referentes y etiquetas...y entonces, vuelvo a pensar en ti...
Tal vez por eso, me convenzo de lo equivocada que estoy contigo. Tu eres de allá, yo soy de acá. Tu jamás vendrías para acá, y yo, aunque trate, no podré estar allá. Entonces, cierro los ojos y me convenzo una vez más...toco el timbre y con presición, salto del bus y piso el suelo que reconozco desde pequeña, el que pinté con colores rojos y verdes para no perderme nunca...pero por tu culpa alrededor de las seis de la tarde, se torna gris y lunes y miércoles, muy atrevidamente, se convierten en los dias que despiertan en mi, la unica ilusión masoquista que me mantiene viva..la misma de poder estar un poquito cerquita (y a la vez, lejos) de ti.
Tuesday, March 13, 2007
No más...
No lo puedo evitar. Siempre tengo esa maldita maña sucia de ilusionarme. A lo mejor y tengo que dejar de ver tanta película gringa...Me ilusiono con tu olor a distancia, con tus palabras entonadas a la multitud ciega, con tu risa remojada. A todo le hallo sentido. Yo creo que si cagaras frente a mí, haría de tu mierda el regalo más romántico que jamás me hayas dado...
No me entiendo. ¿Cómo diablos hago para entender que por cada hola que me regalas, hay un adiós para siempre? ¿Que cada carcajada que mis oídos pueden imaginar es apenas sinfonía de una amistad a secas? ¿Que no te acuerdas de mis ojos cafes y mi pelo largo? ¿De mi nariz grande y mi piel morena?
Todos los días me hago la promesa de olvidarte. De sacarte para siempre de esa caja negra y traicionera que es la ilusión. Todos los días lo prometo. Pero, escojo verte por última vez..Y te veo de nuevo y me veo. Y peco... Maldigo mi lengua y mis manos por eso. Y me enojo contigo, cuando después de tomarte tu tiempo, me respondes "Hola, estás ahí?"
No me entiendo. ¿Cómo diablos hago para entender que por cada hola que me regalas, hay un adiós para siempre? ¿Que cada carcajada que mis oídos pueden imaginar es apenas sinfonía de una amistad a secas? ¿Que no te acuerdas de mis ojos cafes y mi pelo largo? ¿De mi nariz grande y mi piel morena?
Todos los días me hago la promesa de olvidarte. De sacarte para siempre de esa caja negra y traicionera que es la ilusión. Todos los días lo prometo. Pero, escojo verte por última vez..Y te veo de nuevo y me veo. Y peco... Maldigo mi lengua y mis manos por eso. Y me enojo contigo, cuando después de tomarte tu tiempo, me respondes "Hola, estás ahí?"
Monday, March 12, 2007
Muerte y esperanza
Que porqueria de día...Me hundo en el mar de nervios y preocupación...y cuando pensé que todo iba a estar bien...No entiendo cómo se logran confundir la esperanza y la desesperación...Ahora, soy toda desesperación. No me aguanto la vida, ni a mí, ni al mundo, ni a mis manos que escriben sin mi permiso. Hoy tengo la certeza de que mañana no sabré nada. De que el mundo puede cambiar en un instante y voltearse hasta ahorcarme y dejarme sin aire. Muerte y la esperanza de un largo viaje, repito, ¿Cómo es posible?
Abuela, tu que estás tan lejos, ¿Me explicas como cuando me contabas las razones de la muerte de Lady Dy, las operaciones de Michael Jackson y uno que otro chisme de sweet? O no...mejor no me expliques, simplemente abrázame fuerte y dejame perderme en ese saco de lana verde y el pañuelo blanco que siempre tenías listo cuando mi rostro dejaba ver alguna lágrima...
Quiero llorar, pero no tengo tiempo...Quiero acostarme a dormir y esperar a mañana...esperar! Es pestañear sin poder cerrar los ojos, siendo consciente del sonido del tiempo en mi mesa de noche. Esperar es imaginar el día siguiente, ver de nuevo a la muerte haciendole el amor a la esperanza mientras me miran lascivamente. No quiero dormir. No quiero decir nada más.
¿Alguien sugiere alguna canción?
Abuela, tu que estás tan lejos, ¿Me explicas como cuando me contabas las razones de la muerte de Lady Dy, las operaciones de Michael Jackson y uno que otro chisme de sweet? O no...mejor no me expliques, simplemente abrázame fuerte y dejame perderme en ese saco de lana verde y el pañuelo blanco que siempre tenías listo cuando mi rostro dejaba ver alguna lágrima...
Quiero llorar, pero no tengo tiempo...Quiero acostarme a dormir y esperar a mañana...esperar! Es pestañear sin poder cerrar los ojos, siendo consciente del sonido del tiempo en mi mesa de noche. Esperar es imaginar el día siguiente, ver de nuevo a la muerte haciendole el amor a la esperanza mientras me miran lascivamente. No quiero dormir. No quiero decir nada más.
¿Alguien sugiere alguna canción?
Tuesday, March 06, 2007
Al otro lado de la ventana...
(De camino a casa..)
Hoy miré al otro lado de la ventana, por primera vez.
Te ví a ti y me vi a mi, dándonos un beso y bostezando. Te vi en mil caras y cuerpos.
Vi al gamín de la esquina y al hombrecito redondo y sin dientes. Le vi las manos sucias y los cordones sueltos.
Ví la lluvia de afuera. Más romántica que la que llevo dentro. Escuché la canción más triste, mientras al otro lado, nos dábamos un beso.
Me cansé de mirar y cerré los ojos hasta caer en un profundo sueño.
Hoy miré al otro lado de la ventana, por primera vez.
Te ví a ti y me vi a mi, dándonos un beso y bostezando. Te vi en mil caras y cuerpos.
Vi al gamín de la esquina y al hombrecito redondo y sin dientes. Le vi las manos sucias y los cordones sueltos.
Ví la lluvia de afuera. Más romántica que la que llevo dentro. Escuché la canción más triste, mientras al otro lado, nos dábamos un beso.
Me cansé de mirar y cerré los ojos hasta caer en un profundo sueño.
Monday, March 05, 2007
Pastillas para el dolor
Me dueles en el vientre.
Cada una de las lágrimas que derramo, está licuada con tu ausencia. Ya hoy, han pasado más de dos meses, veinte años y la vida entera, sin verte. ¿Por qué no me escribes? ¿Estás tan lejos que olvidarte de mi es la condición especial de todos los días?
Ayer presentí el dolor de tu ausencia en mi cuerpo, porque el desgraciado sabe avisar con tiempo. Y sufrí mientras en mis sueños gritaba en lal playa tu nombre. ¿Por qué no me escuchaste? Grité de dolor. Grité y se me salió el alma.
Me dueles en el vientre. Y no me quedó de otra que tomarme una pastilla para el dolor.
Cada una de las lágrimas que derramo, está licuada con tu ausencia. Ya hoy, han pasado más de dos meses, veinte años y la vida entera, sin verte. ¿Por qué no me escribes? ¿Estás tan lejos que olvidarte de mi es la condición especial de todos los días?
Ayer presentí el dolor de tu ausencia en mi cuerpo, porque el desgraciado sabe avisar con tiempo. Y sufrí mientras en mis sueños gritaba en lal playa tu nombre. ¿Por qué no me escuchaste? Grité de dolor. Grité y se me salió el alma.
Me dueles en el vientre. Y no me quedó de otra que tomarme una pastilla para el dolor.
Thursday, March 01, 2007
Tuesday, February 27, 2007
Cambio de canal
Ayer no te escribí porque preferí ver la novela. Ver de nuevo el beso de la mujer de ojos claros con el galán de ojos negros. Cada vez que pongo "pause" y repito esa escena, dos, tres, cuatro veces, me doy cuenta de que tal vez sea una vieja loca y amargada. Y después de eso, pongo play otra vez.
Puedo pasar horas, viéndolos destilar amor por las pantalla. Puedo dejar de comer, de existir. Mis ojos se los entrego a la protagonista, y mientras tanto, el resto de mi cuerpo espera. También, puedo prestarles mis oídos y mi tiempo. Mis recuerdos y mis pensamientos.
Todo se los presto. Pero, eso sí, es un secreto.
Puedo pasar horas, viéndolos destilar amor por las pantalla. Puedo dejar de comer, de existir. Mis ojos se los entrego a la protagonista, y mientras tanto, el resto de mi cuerpo espera. También, puedo prestarles mis oídos y mi tiempo. Mis recuerdos y mis pensamientos.
Todo se los presto. Pero, eso sí, es un secreto.
No me siento bien...
Amanece y el día está oscuro. No me siento bien...¿Acaso siento? Y no es estúpida la pregunta, porque no he sentido tantas cosas durante mi vida..que a veces pienso que estoy muerta. Pero, estoy traquila, hoy descubrí que no me siento bien.
No siento los colores, ni los libros. No siento el beso, ni el abrazo. No siento la enfermedad, ni la muerte. Ni el dolor, ni la alegría. Hoy, simplemente siento que no me siento bien. No siento nada más. No siento el olor del pordiocero, ni el mal aliento del busetero. Ni el sudor de la gente, ni....nada.
No te siento a ti, tampoco. No te siento, porque nunca te he sentido. Siento que le escribo a la nada, que nadie lee mis cartas, que estoy loca...que me tengo lástima. No te siento hoy, y tal vez, no te he sentido nunca.
No siento los colores, ni los libros. No siento el beso, ni el abrazo. No siento la enfermedad, ni la muerte. Ni el dolor, ni la alegría. Hoy, simplemente siento que no me siento bien. No siento nada más. No siento el olor del pordiocero, ni el mal aliento del busetero. Ni el sudor de la gente, ni....nada.
No te siento a ti, tampoco. No te siento, porque nunca te he sentido. Siento que le escribo a la nada, que nadie lee mis cartas, que estoy loca...que me tengo lástima. No te siento hoy, y tal vez, no te he sentido nunca.
Thursday, February 22, 2007
Porque
Porque me quedé pensando. Y pensé mil formas y mil maneras. Porque me quedé mirando. Y ví todos los colores y todos los negros. Porque me quedé soñando. Y soñé nuestro encuentro, la despedida y el beso. Porque no pasó nunca. Porque aún espero.
Wednesday, February 21, 2007
Si tu te vas...
Se sentó a mi lado, la mujer más fea que haya visto. Gorda y de ojos inventados. De piel leopardo y tacones altos. Con la uñas pintadas de un color que combinaba con el de sus labios. Se sentó como los hombres y me habló como los hombres. Y rasgunó con sus dedos primero, sus piernas y luego, su brazo izquierdo. Se quedó dormida y cantó entre sueños "Y tu te vas". ¿Qué diablos es esa canción? ¿Por qué la canta mirando al cielo? ¿Por qué llora a alguien y espera sin despecho? ¿ Y, por qué mientras llora busca entre casas la dirección de su destino?
¿Por qué te vas?
¿Por qué no me dejas ser una mujer gorda y de piel de leopardo?
Tuesday, February 20, 2007
Monday, February 19, 2007
Adiós
Cabecea la mujer sentada a mi derecha y casi, diez segundos exactos, la mujer a mi izquierda hace lo mismo. Yo con los ojos abiertos, miro al mundo pensando en qué voy a escribirte hoy. Y me canso de ver, there's nothing to be seen.
Y pienso en lo que me dijiste ayer, y en los 21 años sin dar un beso. Y me encuentro con tus ojos en el espejo retrovisor. No te puedo ver, there's nothing to be seen, no lo resisto. Es la única manera de evitar el dolor. Quiero evitarte y evitarme.
Adiós.
Y pienso en lo que me dijiste ayer, y en los 21 años sin dar un beso. Y me encuentro con tus ojos en el espejo retrovisor. No te puedo ver, there's nothing to be seen, no lo resisto. Es la única manera de evitar el dolor. Quiero evitarte y evitarme.
Adiós.
Saturday, February 17, 2007
Prohíbido orinar aquí
Pareces uno de esos avisos de la calle. ¿Por qué me preguntas y me pones en evidencia cada vez que me das un beso? y ¿Por qué me prohibes hablarte, tocarte, sentirte, después del desayuno?
Ayer, apenas te miraba, cuando me tomabas la cabeza con ambas manos como si quisieras matarme. ¿Lo hubieras hecho? ¿Me hubieras prohíbido besar tu mano con mi sangre?
Salí sin vestirme y me quedé mirándo el aviso que da frente a tu ventana. Me prohibes amar y haces uso de tu crueldad y me das un beso. Entonces, me bajé la cremallera y abrí las piernas. Me senté a orinar, frente al letrero bañado por la orina de otros tantos desgraciados.
Ayer, apenas te miraba, cuando me tomabas la cabeza con ambas manos como si quisieras matarme. ¿Lo hubieras hecho? ¿Me hubieras prohíbido besar tu mano con mi sangre?
Salí sin vestirme y me quedé mirándo el aviso que da frente a tu ventana. Me prohibes amar y haces uso de tu crueldad y me das un beso. Entonces, me bajé la cremallera y abrí las piernas. Me senté a orinar, frente al letrero bañado por la orina de otros tantos desgraciados.
Thursday, February 15, 2007
Wednesday, February 14, 2007
Miradas cruzadas
Ayer me olvidé de ti.
Cerré los ojos. No soporté el ruido de la lluvia y olor a Diesel de la calle. Entre sueños, te pensé. Te pénsé toda la tarde,la mañana y las horas de descanso, pero aún así, me olvidé de ti.
Con el peso del cuerpo, fui alejandome de éste mundo, con la esperanza de encontrarte en otro universo, galaxia o habitación de hotel. Cerré los ojos y mi rostro dibujó una sonrisa dulce por la esperanza ingenua de vernos en la luna y tomarnos un café. Y con la espera, el vaho sexy de tu boca mojó la ventana desde donde yo te miraba. Estuve tan ocupada viéndote, que me olvidé de tí. Perdóname.
Hoy, la tarde fue la misma. El bus acorralaba los murmullos de una mujer cincuentona y de pelo oscuro que tarareaba nuestra canción. Pero, que interrumpía con una risa juguetona al sentirse en evidencia ante los oídos nada agradecidos del resto de la gente. Patético.
Al caer de nuevo en la calle, la lluvia mordió primero mi cuello y luego, mi frente. Y entre gotas caníbales, me acordé de morirme de miedo. Me acordé de tí. Me acordé de que depronto estabas muerto.
Cerré los ojos. No soporté el ruido de la lluvia y olor a Diesel de la calle. Entre sueños, te pensé. Te pénsé toda la tarde,la mañana y las horas de descanso, pero aún así, me olvidé de ti.
Con el peso del cuerpo, fui alejandome de éste mundo, con la esperanza de encontrarte en otro universo, galaxia o habitación de hotel. Cerré los ojos y mi rostro dibujó una sonrisa dulce por la esperanza ingenua de vernos en la luna y tomarnos un café. Y con la espera, el vaho sexy de tu boca mojó la ventana desde donde yo te miraba. Estuve tan ocupada viéndote, que me olvidé de tí. Perdóname.
Hoy, la tarde fue la misma. El bus acorralaba los murmullos de una mujer cincuentona y de pelo oscuro que tarareaba nuestra canción. Pero, que interrumpía con una risa juguetona al sentirse en evidencia ante los oídos nada agradecidos del resto de la gente. Patético.
Al caer de nuevo en la calle, la lluvia mordió primero mi cuello y luego, mi frente. Y entre gotas caníbales, me acordé de morirme de miedo. Me acordé de tí. Me acordé de que depronto estabas muerto.
Monday, February 12, 2007
Pérdida de virgnidad
Hoy empiezo a esperarte. Y éstas palabras y toda las ridiculeces que alcance a escribir, serán la bitácora de nuestras conversaciones de papel. Todo está muerto, ya lo sé. Pero, hoy empiezo a esperar en vano, el beso y el choco break.
Cuando leas por primera vez éstas cartas, te sorprenderás por el olor a guardado de las palabras. Y es que desde la última vez que no nos vimos, prometimos decirnos todo. Y aunque ese día, escogiste mirar al suelo y dar la media vuelta más larga de tu vida, yo cumpliré nuestra promesa.
Y así, cuando nos veamos de nuevo, tendrás mi vida, por adelantado. Habrás pasado conmigo una hora todos los días. Y reconocerás cada lunar escondido de mi cuerpo, cada maña de mal gusto y el olor de mi cuerpo.
¿Sabías que me gustan los boleros y el tango?
Cuando leas por primera vez éstas cartas, te sorprenderás por el olor a guardado de las palabras. Y es que desde la última vez que no nos vimos, prometimos decirnos todo. Y aunque ese día, escogiste mirar al suelo y dar la media vuelta más larga de tu vida, yo cumpliré nuestra promesa.
Y así, cuando nos veamos de nuevo, tendrás mi vida, por adelantado. Habrás pasado conmigo una hora todos los días. Y reconocerás cada lunar escondido de mi cuerpo, cada maña de mal gusto y el olor de mi cuerpo.
¿Sabías que me gustan los boleros y el tango?
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